Por el camino de la historia vuelve el héroe. Flota en el aire. Resurge en la mañana. Lo saludan, lo aplauden, le agradecen. Las manos se extienden para estrechar las suyas.
El sol, el viento, las palmeras, el canto de las aves, acompañan su curso. Las nubes se alejan respetuosas ante la convicción de su paso seguro. No podrán detenerlo. Nadie pudo vencerlo. Él decidió los días. Repartió luz de aurora y bravos mediodías. Se empinó cada tarde, contradijo a las noches y nunca se cansó.
Regresa de ir por todas partes, de caminos de fuego, de sangre, de demonios. De enderezar torcidas plantas y romper imposibles.
Sus botas se agigantan, sus cabellos relucen, sus ojos centellean ante la nueva vida. Su cuerpo es hoy más alto, se eleva al infinito. No lo quebranta el odio, no flaquea a la traición.
Millones de ángeles lo escoltan en su increíble andar. Recuerda, acaso, cuando vino a dar los buenos días de un despertar enorme. Cuando los vítores corrían a su encuentro y le aseguraron que solo lo esperaban, que confiaban en él.
Hoy, como hace tantos años, todos siguen su estrella, la única que guía la sonrisa de su gente, la única capaz de mover las montañas y dejar todo en calma cuando algo niega paz.
Su traje huele a limpio, nada lo corrompió. Su pecho es ahora más fuerte. Sus piernas se preparan para viejas batallas. Su paso indetenible, nadie interrumpirá.
Y trae las mismas energías: las del niño travieso, las del joven rebelde, las del hombre seguro, las del anciano sabio. Regresan para que reparta lo que aún le queda entre sus cejas, para que cada idea pase de boca en boca y se haga acción de un mejor porvenir.
Su voz pulveriza el silencio. Su nombre es el de esta Isla, el de los redimidos, de los que viven lejos, de los que viven cerca.
Clama el mundo su triunfo, su victoria total y el héroe corre al tiempo, a dialogar con él. Son dos amigos raros, que nunca se entendieron, pero no se olvidaron. Se saben de memoria y vuelven para siempre, hasta la eternidad.
Con este texto de la periodista Katia Camejo Montpeller abrimos el dossier consagrado a celebrar el aniversario 97 del natalicio del líder histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro Ruz. Vale destacar que la impronta de Fidel sigue marcando, a siete años de su fallecimiento, los esfuerzos del país por consolidar su soberanía e independencia, y el perfeccionamiento permanente del sistema socialista, frente a la hostilidad de Estados Unidos, y el recrudecimiento del bloqueo que le impone esa potencia desde hace más de 60 años.
EN ESTE DOSSIER:
Fidel y la radio: un arma de lucha revolucionaria
Raúl Torres: Sigo mirando el norte que me da Fidel
