Un jilguero que no deja de cantar

el jilguero

Inocencio Iznaga, conocido por El Jilguero de Cienfuegos (Cienfuegos, 28 de diciembre de1930 / La Habana, 10 de febrero de 2012), fue un destacado poeta, escritor, e intérprete no solo de punto guajiro, sino también de música campesina, pertenecía a una numerosa familia, formada por su padre Vicente, y su mamá Felicia, con once hermanos más; conoció la miseria y la explotación. El Jilguero solo cursó hasta primer grado. Lo demás, hasta hoy, lo aprendió después de 1959, con el triunfo revolucionario.

Su tío, Jesús Tamayo, lo llevaba a casi todos los guateques campesinos de su terruño natal, en la zona cienfueguera de Arimao, donde desde los 7 años de edad comenzó a cantar guajiras, guarachas, sones y décimas cubanas.

A muy temprana edad inicio su carrera artística, pues a los 13 años cantaba en emisoras de la provincia. Se traslada a La Habana y pronto es elegido Príncipe del Punto Cubano, y comenzó a presentarse con el grupo de Modesto Morejón en emisoras de radio de la capital.

A partir de 1959 forma parte de un selecto grupo de intérpretes, como Celina y Reutilio, Radeunda Lima, Coralia Fernández, Ramón Veloz, y Justo Vega, quienes se encontraban entre los más destacados cultores de la música campesina.

Algún tiempo después inicia una relación sentimental con Martica Morejón, intérprete también de la música campesina, unión de la que nació Tony Iznaga relevo bueno entre los buenos.

Desde el punto de vista profesional, el apoyo le llegó de dos grandes de la poesía: Jesús Orta Ruiz, El Indio Naborí, y Justo Vega, El Caballero de la Décima Cubana.

Con Justo se incorporó al programa Patria Guajira, que diariamente en las noches trasmitía Radio Cadena Habana, donde sus controversias eran con Raúl Rondón, El Bardo Camagüeyano. Y ahí se le fue quedando el sobrenombre de El Jilguero,

El Jilguero ha sido figura principal de la música campesina cubana, siempre presente en los espacios radiales y televisivos dedicados a este género. Aunque nunca abandonó del todo sus raíces y, cuando se lo proponía, podía ser un recio controversista, la música que más frecuentaba era una mezcla en la que intervienen no sólo el son y la guaracha, sino incluso formas de otros países iberoamericanos, como el porro puertorriqueño, o el vallenato colombiano.

La alegría y el optimismo forman parte de su música por su potente voz y el humor de sus canciones provoca siempre la sonrisa. Otro de sus atributos, no muy frecuente en la música cubana, es la ironía, una ironía que logra momentos esplendorosos como en el punto cubano «Siempre riendo», con letra del propio Iznaga y música de Chanito Isidrón.