La guitarra de María Teresa Vera en Pogolotti

maria teresa vera

Decir María Teresa Vera es hablar de una voz imprescindible en la historia de la canción cubana. Su estirpe de genuina trovadora, le permitió, guitarra en mano, cantar diversos géneros de nuestro arte sonoro.

Hoy en disímiles escenarios de la Isla y del resto del mundo nuevos intérpretes perpetúan el nombre de esta pionera de la trova criolla y en algunos sitios, como el municipio habanero de Marianao, su obra se evoca diariamente.

Allí, en el portal de una vivienda una escultura de hierro fundido y pintada con spray de oro recuerda el paso de la talentosa mujer por aquellos lares. Precisamente una guitarra hace que los vecinos y visitantes del barrio obrero de Pogolotti detengan la marcha y, mientras disfrutan de la hermosa imagen, se sorprendan al saber que en tan retirado lugar un instrumento similar se dejó acariciar por las manos de la autora de la habanera “Veinte años”, el más famoso tema de María Teresa Vera.

Los autores del homenaje, Irán Valera Bacallao y Pablo Luis González Calix, son dos jóvenes graduados de la Academia Nacional de Bellas Artes San Alejandro. A ambos los unen, además de la amistad, el amor por el arte y por su país. Al segundo de ellos otras razones lo motivaron para esta realización, pues por sus venas corre parte del legado artístico de la paradigmática cantautora.

Fue así que entendieron que esta era una deuda con María Teresa Vera.

Febrero de 2018 fue la fecha escogida para la inauguración, a solo unos días del cumpleaños 123 de la famosa creadora. Ella nació a fines del siglo diecinueve en la parte más occidental de la Isla, en la localidad de Guanajay, pero los avatares de su larga existencia la llevaron a distintos parajes, que incluyeron la barriada capitalina de Pogolotti, donde algunos familiares le dieron abrigo hasta el fin de sus días.

En aquellos momentos a los artífices de la escultura les faltaban algunas décadas para llegar a este mundo. Pero a la madre de Pablo Luis la unen lazos sanguíneos con María Teresa y el hijo creció bajo un halo de música y cultura cubanas.

Aunque el lugar escogido nunca fue domicilio de la homenajeada, sí lo es de algunos de sus allegados, por lo que en calle 94, número 6105, entre 61 y 63, en Marianao, sigue viva la frecuente presencia de la versátil intérprete.

No podía haber mejor sitio para invitar a entonar sus melodías. Fue muy cerca de esos predios que se escuchó su magnífica voz por última vez. Hay quienes rememoran su sencillez extrema, su sensibilidad y los acordes que brotaban de sus dedos.

Lo cierto es que ahora parece que María Teresa Vera se sentara a la entrada de esta vivienda de Pogolotti y rasgara las cuerdas de su querida guitarra. Por eso no es extraño, al atardecer, sentir una música y hasta escuchar a alguien cantar: “Qué te importa que te ame, si tú no me quieres ya…”