Agosto no es solo vapor y ciudad, y este octavo mes del calendario se vuelve fiesta, memoria y recuento para quienes formamos parte de la centenaria y gran familia de la Radio Cubana.
Llegué al medio hace más de tres décadas. Luego de estar dos años desandando las montañas, primero del oriente y después del occidente cubano. Me acogió Radio Artemisa, y aunque pensé que mi vínculo con el medio sería breve, aquí estoy todavía, y estaré hasta que mi mente lo permita.
En mi tiempo de Universidad soñé con trabajar para una revista impresa, pero la vida casi siempre sorprende. Con 24 años nunca imaginé que permanecería en la Radio. En la heroica tierra de donde salieron muchos de los asaltantes al Cuartel Moncada, me enamoré de este medio que acompaña a la gente.
Hoy no faltan los recuerdos de intensas jornadas en las que pedaleando llegaba a los lugares más intrincados de Mariel, Caimito, y Guanajay para contar la existencia de otros.
Después, Radio Cadena Habana me abrió sus brazos, y aquí sigo. Orgullosa de pertenecer a la emisora donde se grabó la ʺMarcha del 26 de Julioʺ.
Imposible olvidar hoy los Festivales de la Radio en la otrora provincia La Habana. Allí se premiaban las historias mejor contadas, aprendíamos e intercambiamos ideas. En buena lid, ganaban los mejores.
Es este día de celebración, pero también de recuerdo. Son muchos los que han dejado su obra y vida aquí: Héctor, Erasmo, Pendaz, Toraño, Madruga, Roberto Gil, Claudio, Pupo Conde… ellos ya no están físicamente, pero sus acciones nos inspiran. Desde otras funciones o sencillamente desde el descanso laboral, resultan infaltables nombres como: Yolanda, Mabel, Silvia, Dignora, y Walón.
Sería imperdonable si no mencionara a Orlando Martínez y Andy Duardo, dos ejemplos de periodistas y artistas, que me inspiraron en la profesión y como seres humanos excepcionales.
Este agosto, no es solo vapor y ciudad, es memoria y recuento centenario de la Radio nuestra, la de todos, la de Cuba, la eterna radio rebelde, que siempre estará al lado de la Revolución y su pueblo, acompañando y encantando, con el corazón bien puesto.
