Bola de Nieve, intérprete exquisito para la cubana Ivette Cepeda

Ignacio Villa Fernández hubiese cumplido este 11 de septiembre 112 años de edad. Su natal Guanabacoa y toda Cuba le rinden homenaje, no solo a través de varios monumentos.

Múltiples agasajos ha recibido quien trascendió como Bola de Nieve, pero quizás uno de los más interesantes fuera el realizado en Francia durante su centenario.

Allí Ivette Cepeda, vocalista cubana, con singular estela de profesionalidad y simpatía, supo llegar a todos desentrañando números imprescindibles de nuestra historia musical. En especial su actuación fue dedicada al hombre que la cautiva, según ella, por sus dotes excepcionales para la interpretación.

De esa admiración profunda emergió esta entrevista.

¿Qué es Bola de Nieve para Ivette Cepeda?

¡Oh!, para mí Bola de Nieve es lo máximo como artista, como intérprete. Yo creo que no habrá nada ni nadie que lo iguale, por lo menos en muchos años.

La obra de Bola de Nieve es inmensa y recordada precisamente por la forma en que se comunicaba con el público. No importaba el género, ni siquiera el idioma en que cantara porque lo hizo no solo en español.

En algún momento has dicho que quisieras quedarte sin voz para intentar acercarte a cantar de la manera que él lo hacía.

Mira, me atrevería a pasar por ese trauma, obviando lo grande o pequeña que sea mi propia voz. Sería la experiencia de tener, como Bola de Nieve, la voz ronca, pero con una valía basada en la interpretación, en el respeto a una melodía. Eso para mí constituiría el gran reto de mi carrera artística.

No se puede pretender cantar como él lo hizo. Considero que es un fenómeno en la cancionística. Y no se debe soslayar que tuvo un gusto exquisito. Su estética es admirable.

Mientras Ivette explica, uno piensa en la figura del hombre de piel bien oscura y no precisamente un varón hermoso. El recuerdo devuelve su elegancia al vestir, sus ademanes, para muchos exagerados al cantar, pero siempre de un refinamiento impecable. Su imagen y estilo únicos han quedado como símbolos de excelencia.

La Cepeda, que mucho tiene de mujer exigente para consigo misma, al escoger sus temas y en la manera de entregar su arte al público, prestigia el legado de Bola de Nieve.

Muchas cosas inspira él en mí, –declara Ivette Cepeda a Radio Cadena Habana– su dignidad, sus valores humanos. Su vida y su obra me alientan como persona.

También aportó como compositor y permeó la canción de las corrientes afrocubanas, lo cual en aquel momento constituyó un acontecimiento, que hoy recordamos en ejemplos, como “Messie Julián” y “Chivo que rompe tambó”.

Fue gran pianista, –continúa explicando— y, fundamentalmente, inigualable en su forma de interpretar cada tema.

¿Es que Ivette entiende el momento de cantar como pura comunicación?

Claro, –asegura— hay quienes pueden hacer gala de ese recurso enorme que es la voz. Otros son grandes, aunque tengan una escasa tesitura. El caso de Bola de Nieve es emblemático, la parte que más interesa de su canción es el decir.

El canal abierto con el auditorio permite recibir lo que este necesita, para uno satisfacerlo brindándole toda nuestra capacidad de artista.

Muchas piezas escogidas por Bola de Nieve para su repertorio –indica Ivette— eran románticas, muy tristes. Atravesó momentos difíciles y cuando escribió, logró temas inolvidables, entre otros, “Ay amor” y “Si me pudieras querer”, esta última aseguran que se la dedicó a otra cantante increíble que fue Rita Montaner.

Mucho de lo expresado a Radio Cadena Habana por la reconocida vocalista, cobra fuerza en sus actuaciones. Mientras tanto, Ignacio Villa Fernández crece a través de una herencia musical, de la cual artistas del mérito de Ivette Cepeda se reconocen protectores y emisarios para las nuevas generaciones.