La melodía que reconcilió el amor frente a una ventana no dejó de unir pasión y cubanía a casi dos siglos de creada. Sus acordes continúan venerando el lirismo de un poeta arraigado al suelo donde nació y murió.
No por casualidad los versos de José Fornaris fueron los tomados por Carlos Manuel de Céspedes y Francisco Castillo cuando idearon la música de «La Bayamesa», inspirada en una hermosa dama de aquella ciudad del oriente cubano.
El célebre escritor dio gloria a la patria por transgredir dictámenes coloniales y dedicar su obra a enaltecer a los aborígenes de esta isla, tanto como a las costumbres de quienes habitaban el país a inicios de la centuria diecinueve.
Su nombre no solo está asociado a la coautoría de la primera canción romántica criolla. Abogado, periodista, dramaturgo, pedagogo, Fornaris inició la corriente poética conocida como siboneyismo. Gracias a su ingenio literario, el mundo supo cómo era la vida precolombina en la mayor de las Antillas.
Bayamés de gran linaje y mucha más hidalguía, sufrió prisión junto a Céspedes por su declarado patriotismo y sus constantes irreverencias al despotismo del gobierno español.
Aunque se estableció en Europa por un tiempo como profesor, no abandonó el apego al terruño, al cual volvió con sus aportes a las letras y a la defensa de lo nacional.
José Fornaris, con su legado de cubano ejemplar, está presente en la nueva hora de esta Isla y en cada poeta contemporáneo que dice Patria y sigue hablándole en versos a la amada al aire libre, en el resquicio de una puerta o una ventana.
