Conciertos para el pueblo

Bailar en Cuba

Como buena noticia se ha recibido en la población la fiesta musical que instituciones culturales y deportivas anuncian para el capitalino coliseo de la Ciudad Deportiva. Este 3 de septiembre se ofrecerá allí un concierto por el cierre del verano con Waldo Mendoza, Los Cuatro y Los Van Van como protagonistas.

Desde hace mucho tiempo, por diversos medios de prensa, hemos sugerido que se pongan en función de la masividad musical y cultural las grandes instalaciones deportivas.

En el mundo entero esa es una práctica cotidiana, tanto en estadios como en plazas y lugares apropiados para que se disfrute la música en toda su magnitud. No podemos olvidar que tenemos una población capitalina que sobrepasa los dos millones y los teatros quedan pequeños para la masividad de la música bailable.

Millones de pesos y divisas se dejaron de recaudar en la década de 1990, en el gigantesco boom masivo de la llamada salsa cubana. Solamente recuerdo en 1988 el evento Súper Salsa Opina, en la Ciudad Deportiva. Tiempo después un concierto de Manolín en el Estadio Panamericano y otros en el Estadio Universitario y el área de la pista del Valdés-Dausá. Nunca se aprovechó el Estadio Latinoamericano con capacidad para alrededor de 50 mil asistentes.

Hay que aprovechar estas áreas céntricas para evitar los problemas del transporte que enfrentamos hoy día. Es lamentable que el Estadio Universitario, tan apropiado para masivos conciertos (previa organización), no se aproveche al máximo.

Ahora se prepara el Complejo Deportivo José Martí, frente al Malecón. Ya se dan los toques finales a un salón de básquet, techado, enorme y costosísimo, ideal para actividades musicales bailables y artísticas. A más largo plazo se reconstruye el estadio.

A la larga, estas instalaciones necesitan medios de recaudación para su costoso mantenimiento; por otra parte: el deporte y la cultura están consustancialmente unidos.

Recuerdo, al inicio de la Revolución, en 1959, ver a la Banda Gigante del Benny Moré en el Gran Estadio del Cerro (hoy Estadio Latinoamericano). Después de la presentación del Benny no recuerdo que se haya aprovechado esa instalación.

Las fiestas para la población no tienen por qué estar reservadas para el verano, la recreación o diversión popular es todo el año. En todo el mundo existen los conciertos de verano, de otoño, de invierno y de primavera. Cualquier motivo es apropiado para que la gente viva la alegría en tiempos como éstos de dificultades.

No vayamos tan lejos, en la década de 1980 recuerdo que las piscinas de los hoteles habaneros se aprovechaban para hacer bailes populares: Habana Libre, Riviera. En mi visita al Festival Afrocaribeño en Veracruz, observaba cómo las parejas de diversas edades iban a bailar a los hoteles. En diversas ciudades, como Nueva York y muchas otras, las familias van a bailar la música de su preferencia los fines de semana.

Recordemos que la música ha servido, a través de la historia, como un apoyo a la alegría de las grandes masas; tanto en la etapa de la esclavitud en la colonia, como en las guerras de independencia, y hasta en los momentos más difíciles del país.

Los estudiantes y jóvenes en general necesitan la diversión como medio curativo y preventivo de la salud espiritual. Los que estudian merecen ciertas consideraciones especiales en el acceso a esos centros recreativos.

También es hora de que se invadan los parques y plazas para los bailes populares o actividades diversas. Recuerdo de niño, en 1958, que los jóvenes invadían los parques para bailar rock and roll y chachachá. Aprovechemos la gestión propia de la sabiduría popular que existe en todos los municipios cubanos.

La juventud se conforma simplemente con tener espacios para sus encuentros amistosos, escuchar música y compartir entre todos. No hace falta mucho más. No es necesario pagar altas sumas de dinero a ninguna gran orquesta, desde siempre, con altoparlantes (bocinas) la gente bailaba en los parques y plazas. La alegría es la sal de la vida y, en los momentos más difíciles, sólo la diversión ayuda a enfrentar los problemas. Más importante que lo económico es el ingenio para llevar el disfrute a la población.

Pocos lugares existen en la capital más apropiados, céntricos y visitados que el Pabellón Cuba, es imperativo que todos los días del año, al menos los fines de semana, se puedan idear actividades recreativas y bailables. Últimamente se ha estado aprovechando el restaurante El Cochinito, con un patio estupendo, para hacer guateques campesinos, con el lechoncito asado. Muchas veces los turistas no encuentran espacio para esa música tradicional de fundación, ni siquiera una charanga tradicional,

Y, cuando no existía la radio y la televisión, los tocadiscos, los trovadores y piquetes musicales iban calle por calle, plaza por plazas, en parques y donde quiera para alegrar la vida de las aldeas, localidades, bateyes y pueblos. Para divertirse, cualquier motivo es aprovechado. Los jóvenes y toda la población siempre se las han ingeniado para su diversión sana. Leamos al sociólogo José Antonio Saco y, quizás aprendamos un poco de la historia.