Barbarito Diez, ilustre del pentagrama cubano

Barbarito Diez

Barbarito Diez nació el cuatro de diciembre de 1910 en Bolondrón, un pueblito de la provincia de Matanzas. Recordar a esta figura ilustre de la música cubana es un deber, a 112 años de su natalicio.

Cuentan que en una escuelita de batey estudió las primeras letras y precisamente allí empezó a cantar. A la maestra le gustaba su voz y lo hacía en los actos escolares. Siempre era la voz guía para entonar el himno Nacional.

Barbarito Diez no llegó a la Habana con intenciones de triunfar como cantante, pero lo hizo. Grabó más de 20 discos. Las primeras grabaciones fueron a finales de los años treinta con orquesta. Se incluían los temas “Dime que me amas” de María Teresa Vera, “Volví a querer” de Mario Blanco, “Dale como es” de Graciano Gómez, “El bombero” de Julián Fiallo y “De amor no se muere nadie” de Faustino Miró.

Barbarito Diez interpretó muchos temas, pero algunos el público los pedía más que otros. Es el caso de “Entre espumas” de Luis Marquetti, “La perla del Edén”, “Tú no comprendes”, “Longina”.

El cantante también tenía sus preferencias. Entre otros “En falso” de Graciano Gómez, tema que aparece en su repertorio desde los años 40.  También “Perla marina” de Sindo Garay…

Barbarito Diez paseó su arte por países muy diversos. El primero fue Puerto Rico, luego en República Dominicana, Estados Unidos, y en México, pero la nación que mejor lo acogió fue Venezuela. Allí él que apenas se movía en el escenario, hasta bailó.

En junio de 1974 Barbarito Diez pensó jubilarse, y dio marcha atrás para fortuna de nuestra música que lo siguió aplaudiendo durante casi 20 años más.

El 6 de abril de 1995 recibió a la muerte. Se apagaba en vivo la voz inalterable, el hombre que fue también expresión viva de nuestra música. Aún después de muerto, continúa siendo uno de los hijos más ilustres del pentagrama cubano.