Lo que no cuentan los libros sobre Celia Sánchez

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Los héroes son conocidos por sus proezas, pero la humanidad de algunos suele ser tan extraordinaria como sus epopeyas. Hoy, queremos compartir lo que no cuentan los libros de historia sobre esta persona traviesa, divertida, ocurrente y capaz de locuras, como cualquier simple mortal.

La primera novedad encontrada en esta búsqueda es que nunca un nombre hizo mayor honor a su portadora. Nacida el 9 de mayo de 1920 fue registrada como Celia Esther de los Desamparados Sánchez Manduley. ¿Acaso esta idea necesita explicación? La compañera inseparable y amiga entrañable de Fidel fue considerada madre adoptiva de muchos cubanos.

La Celia pequeñita no fue precisamente un angelito. Su primera gran travesura pudo haberla llevado a la muerte; a los cuatro años se tragó, “jugando”, un bulbito de penicilina. Suerte que su padre, médico de extraordinaria sapiencia, actuó con serenidad y suministrándole un fármaco, la hizo vomitar el recipiente integro. Singulares y ocurrentes resultaban sus bromas, como la de cerrar a menudo la llave de paso para dejar enjabonado a quien se estuviera bañando, o esconder los zapatos a cualquiera.

Su padre, el Doctor Manuel Sánchez, le concedió toda la libertad del mundo a la joven Celia, le permitía correr a caballo, hacer piruetas en una avioneta con un piloto amigo, subir lomas intrincadas y pescar en mar abierto. Todo vedado a su sexo y muy adelantado a su época.

Otra de las facetas impresionantes de la mujer con la mariposa en el cabello fue su sentido de la estética con los recursos más humildes. Ella decía, y lo demostraba, que una falda hecha de saco de harina podía ser atractiva y que unas alpargatas bien diseñadas no afeaban ninguna moda. De joven las amigas la buscaban para maquillarse.

Otro rasgo que la hizo incomparable era su cuidado del detalle, supo conservar cada papelito y nota de la etapa guerrillera para no deformar los hechos. Sobre este aspecto la misma Celia declaró: “Hay muchos papeles sin importancia hoy pero que para un futuro y para la historia serán de gran valor”. El 4 de mayo de 1964 se inauguró la Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado. Ese sueño suyo atesora en la actualidad más de 159 mil fondos fotográficos en 28 colecciones, y más de 56 mil patrimonios documentales.

A veces el mito de la guerrillera ha eclipsado un tanto a la mujer de carne y hueso. Es ilógico pensar que no tenía fallas, como todo humano. Si alimentarse muy poco y casi siempre de pie es pecado, podía señalársele eso, porque apenas pellizcaba la comida. Si fumar mucho y tomar bastante café‚ es un defecto, Celia tuvo ese que la llevó a una muerte temprana a los 59 años, cuando aún tenía mucho que aportar a la Revolución.

La última gran prueba de la excepcionalidad de Celia fue su irreverencia ante el llamado de la muerte. Ya la habían operado de un pulmón y sabía que padecía una enfermedad penosa.  La guerrillera temeraria, en vez de cuidarse, consagró todas sus energías a la Revolución. Se fue como vivió. Ni en esos momentos difíciles y dolorosos la Parca sombría pudo arrebatarle la alegría de niña traviesa y divertida.