«Lo oculto y desconocido» (VI parte)

Por: Joaquín Betancourt Jackman (Premio Nacional de Música 2019)

Entre las varias acciones protagonizadas por la mujer cubana, que dejaron una honda huella en nuestra historia y cultura, están cuando las nobles manos de ellas fueron las que tuvieran a su cargo la confección de la primera bandera nuestra.

Son variadas y múltiples los ejemplos y protagonismo en todo el acontecer de ellas en nuestra cultura. El arte de la música es un vivo ejemplo de ello y a pesar de que nuestra música popular siempre se ha caracterizado por ser ampliamente “machista”, nuestras mujeres músicos no se han amilanado por ello y han cumplido y defendido con creces su rol o papel.

Tenemos que aceptar con vergüenza que sobre todo en la música popular es a la mujer la que le ha tocado la peor parte históricamente y aparecen en nuestro cancionero popular muchas canciones, incluyendo obras patrimoniales de la música cubana, que lejos de enaltecer la figura femenina, en cambio tratan de ridiculizarla, la demeritan, acentúan su imagen casi esclava y/o de sometidas al cruel capricho y desestimación del hombre.

A la par de ello, a la mujer en nuestra música cubana siempre le tocó un rol secundario como músicos y lejos y en pocas ocasiones tomadas en cuenta para formar parte de célebres agrupaciones musicales junto a su par genérico, los hombres; a ellas no les quedó otro remedio y tuvieron que atrincherarse en agrupaciones de diversos formatos, totalmente femeninas, soportando humillaciones, acosos de todo tipo y explotaciones.

Estas actitudes prevalecieron tanto tiempo en nuestra sociedad, que llegaron a convertirse en normales, incluso para las propias féminas, que cuando no eran maltratadas, lo encontraban raro o sencillamente que esos caballeros estaban carentes de verdadera personalidad de “machos”.

Pero a pesar de toda esta historia desvergonzante, ello no privó a la música cubana de una rica historia y aportes de mujeres tan talentosas, desde las Hermanas Lecuona, pasando por María Teresa Vera, Isolina Carrillo, Ela O´farril, Enriqueta Almanza, Marta Valdés y otras tantas de todo tipo de género o estilo de música, que resulta interminable la lista.

Yo sé que cuando se publique este post, inmediatamente me estarán reclamando muchos nombres, como ya es costumbre, pero trato de sintetizar en estos nombres a todas y cada una de las mujeres que antes y hoy día visten de honor y gala con su talento la música cubana, cubanas todas de allá y de acá, de aquí y de allá, estén donde estén, en cualquier rincón del planeta.

Me llena de gran satisfacción ver que el escenario actual ha cambiado ostensiblemente a favor de la mujer músico cubana, que su talento y preparación es como nunca superior y ver compartir musicalmente a mujeres instrumentistas o cantantes, de innegable valía junto a sus compañeros hombres músicos, hombro a hombro, sin el menor asombro; qué alegría saber que la presencia de ellas logró borrar la mancha avergonzante para la sociedad del pasado, que ya son seres difíciles de ocultar ni desconocer. Que son con las que hay que contar.

Tomado del perfil en Facebook de Joaquín Betancourt