Zafiros: Locura Azul

Zafiros: Locura Azul

Antes que terminara el año 2023, en el Salón Jelengue del Patio Areíto-Egrem, en San Miguel 410, se organizó un soberano homenaje al aniversario 61 del cuarteto Los Zafiros, al aniversario 26 de la película de Los Zafiros “Locura azul” y a los 40 años de la carrera del actor Bárbaro Marín.

El acontecimiento fue como para grabarlo en la historia, al extremo de que hizo acto de presencia el único sobreviviente del legendario cuarteto: Miguel Ángel Cancio (Miguelito).

Asistieron el director de la película Locura azul, Manuel Herrera (acompañado de su esposa Eslinda Núñez). La actriz y conductora Miriam Socarrás, Néstor Jiménez y Bárbaro Marín quien participo a su vez en una de las canciones emblemáticas de Los Zafiros.

Se presentaron dos cuartetos, uno de ellos el llamado Icono, fruto del Concurso Kiki Morúa de Varadero. Desde Matanzas asistió una delegación muy amplia. También actuó un grupo acompañante con el último de los guitarristas de Los Zafiros. Los cuartetos cantaron en hondo coloquio con todos los presentes que colmaron la sala Jelengue.

Esta es una manera de conservar las tradiciones de los músicos y las agrupaciones que hicieron historia en Cuba y dejaron una leyenda aguda.

A continuación, como regalo de fin de año, incluyo fragmentos de una entrevista (ampliada) a Miguelito Cancio en el cabaret Capri en 1997, mientras se rodaba la película Locura azul. De esta manera desciframos algunos mitos y leyendas de Los Zafiros.

¿Hay muchas versiones de la integración de Los Zafiros?

Leoncio Morúa (Kiki) y yo nos conocíamos, hacíamos cosas de divertimento. Dominábamos el montaje de voces. Kiki, que vivía cerca de Néstor Milí, conoce allí a Ignacio Elejalde que había llegado de Brasil como bailarín de una compañía de su tía Julia Rivas. Entonces Kiki me llama y me pone al teléfono a Ignacio con aquella voz de “tenorino” (no de falsete) y yo pensé que se trataba de una voz de mujer. Enseguida nos citamos en casa de Milí. Allá le pregunto a Ignacio si conocía otra voz para hacer un cuarteto y me dice que tiene un primo o amigo karateca y chapista que tiene fibra de cantante. Ese cantante desconocido era nada menos que el Chino Eduardo Elio, del central Tinguaro en Matanzas.

    

 ¿Hablemos de las características de cada voz de los cuatro Zafiros?

Kiki era muy ritmático y musical, afinado, tenía tremendo swing, cantaba picadito, con un fraseo especial, propio para lo caribeño (“Bossa cubana”): samba, algo parecido al calypso. Ignacio podía dar hasta un “re sobre agudo”, parecido a Tony Wilson de Los Platers. El Chino Eduardo Elio Hernández era el cantante líder en casi todas las canciones. Era el bolerista, el rumbero con esa guapería callejera de barrio. Manuel Galbán se quedaba asombrado con ese bajo que tenía el Chino, algo espectacular. Yo era el falsete y, dejaba hacer (como Ringo Stars). Esas frases de back ground las inventábamos nosotros. Todos bailábamos a tiempo al ritmo de la clave, en la pista no teníamos igual, el gran público se fascinaba, no solo con las voces, sino con la prestancia glamorosa, el espectáculo.

¿Hablemos de las grabaciones?

Grabamos tres long play (LP), todas las grabaciones se hicieron en los estudios de la calle San Miguel 410. Un micrófono para las cuatro voces. La base ritmática con Tata Guiñes en la tumbadora, Guillermo Barreto en la batería. En el bajo Orlando López Cachaito, Papito Hernández y Miguelito del Monte. Galbán en la conga y la rumba, y ejecuta el piano

Me contó Ricardo Díaz, uno de los productores de la delegación del Music Hall cubano a Europa que, en el teatro Olympia de París, fueron los más aplaudidos.

Sucede que Los Platers ya se habían retirado y llegamos nosotros con una onda más caribeña, rumbera y africanizada. Interpretamos tres piezas musicales, al terminar las ovaciones eran tan fuertes que tuvimos que salir varias veces a la escena y hacer varias canciones más. Tanto en Francia, como en Polonia y Alemania, donde quiera era un arrebato.

¿Qué aporta Manuel Galbán al cuarteto?

Lo designamos enseguida como director, era lo que esperábamos, tenía todo lo que necesitábamos: Con su guitarra sustituía a dos guitarristas. Tocaba el piano, era repertorista, compositor y muy serio: Como el Brian Eptein que necesitábamos (salvando las distancias). Cuando lo probamos: El Chino Eduardo Elio salió dando saltos diciendo que ¡este era el hombre! Era una persona muy noble, amable y fraterno. Él estaba predestinado para pasar a la historia con sus cuatro escopeteros que iluminaron una era musical.