La música en la filmografía de Manuel Octavio Gómez

Manuel Octavio Gómez

Manuel Octavio Gómez Martínez de la Hidalga (1934-1988), nacido y formado en La Habana, desde su niñez, conoció y estuvo familiarizado con las zarzuelas españolas y cubanas que se programaban en el Teatro Martí (Dragones y Zulueta), al cual solían llevarlo sus padres, Adelaida Tomasa y Manuel Francisco, peninsulares ambos, personas sensibles y con refinamiento natural, que supieron, desde siempre, respaldar a su hijo en sus inquietudes artísticas e intelectuales.

Desde muy joven, el futuro cineasta se sintió atraído por la música toda; tanto fue así, que él llegó a poseer, en su casa, una enorme colección de discos, en la cual predominaba la música clásica, aunque, no por eso, desdeñara la popular

Y en cuanto a su gusto por el séptimo arte, Manuel Octavio consideraba a Sinfonía de París (An American in Paris, 1951), del maestro Vincente Minnelli, como una obra maestra del ballet cinematográfico.

Y, toda vez ubicado en el ICAIC (Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos), tras haberse desempeñado como asistente de dirección, Manuel Octavio dirigió sus primeros documentales, entre ellos, Una escuela en el campo y Guacanayabo, ambos de 1961. En el primero emplearía la música compuesta por Leo Brouwer, mientras que en el segundo, la de Jesús Ortega, a quienes él conocía desde los tiempos en que los tres eran miembros del Cine Club Visión.

Poco después, en Cuentos del Alhambra, excelente documental, el realizador reconstruyó la historia del centro generador del teatro vernáculo cubano, el Alhambra, situado en Consulado y Virtudes, el cual se mantuvo durante las tres primeras décadas del siglo XX. Al ser entrevistadas para este documental, Amalia Sorg, Luz Gil, María Pardo y Blanca Becerra, ofrecieron, aquí, sus valiosos testimonios, mientras que la música que escuchamos es de la autoría del maestro Jorge Anckermann (1877-1941).

Más adelante, en 1969, el documental Nuevitas, contó con la música compuesta por Armando Guerra.

Con anterioridad, en 1964, Manuel Octavio había dirigido el corto de ficción El encuentro, que tuvo como protagonistas a Miguel Benavides y Glenda Álvarez. La música estuvo a cargo de Roberto Valera, quien, además, hizo el arreglo de “Conformidad” —que se escucha en la voz de Moraima Secada—, porque a Manuel Octavio le gustaba mucho este bolero del compositor mexicano Vicente Garrido, y opinaba que le daba la atmósfera de lo que él quería expresar en El encuentro.

Al referirse al cineasta, el propio Roberto Valera me confesaría: «Era un director musical, sensible. Tenía claro lo que quería en materia de música para sus películas».

Cuando se inició en el largometraje de ficción (La salación, 1965), Manuel Octavio volvió a apoyarse en Roberto Valera, quien compuso la música incidental de la película, así como la canción que especialmente crearía para ella. Y, a petición del cineasta, Valera tuvo que mezclarla con la “Marcha nupcial” de Mendelsohn. Dicha canción partía de una frase que, como pie forzado, le diera Manuel Octavio al compositor: «No es que haya dos lunas en el cielo». La salación, con un amplio reparto, tuvo como protagonistas a Blanquita Contreras y Lorenzo López.

El maestro Félix Guerrero (1917-2001) compuso la música de Tulipa (1967) —película protagonizada por Idalia Anreus—, cuya banda sonora incluye, además, el danzón “El bombín de Barreto”, de José Urfé, y “Cachita”, del puertorriqueño Rafael Hernández. Otros elementos que enriquecieron esta puesta en pantalla del original teatral Recuerdos de Tulipa, de Manuel Reguera Saumell, son los sainetes del vernáculo cubano en la pista del circo, con la mulata, el negrito y el gallego.

La primera carga al machete (1969) representa y constituye un momento de gran madurez en el quehacer artístico de Manuel Octavio Gómez. La música del filme fue compuesta por el Maestro Leo Brouwer, mientras que, asimismo, se introduce a la trama, orgánicamente, a Pablito Milanés como intérprete y compositor de las canciones. Así, el trovador expresa: …«un machete hubo de ser quien irrumpiera en la nada…».

Juan Carlos Tabío, uno de los asistentes de dirección del filme, manifestó: …«las coplas y la presencia de Pablo Milanés son elementos claves que Manuel Octavio supo articular para lograr esta rara avis de nuestro cine…».

Con un amplio elenco, encabezado por Idalia Anreus, en el personaje de Antoñica Izquierdo, Los días del agua (1971) es, asimismo, otro título muy significativo e importante en la filmografía de Manuel Octavio Gómez. El maestro Leo Brouwer compuso la música de la película; por otra parte, hubo especial cuidado y esmero en el diseño de su banda sonora, en la cual, junto a las plegarias de Antoñica, en off, escuchamos las formidables décimas de Luis Gómez.

Por la imaginación en el tratamiento del tema, sus espléndidas imágenes en colores, más por todo el eficaz desempeño de su equipo artístico y técnico, sin discusión alguna, Los días del agua clasifica dentro de lo mejor que nos haya legado Manuel Octavio Gómez.

El tema de Ustedes tienen la palabra (1973) y su tratamiento —juicio a cuatro contrarrevolucionarios acusados de sabotaje en un plan forestal en la costa norte de Pinar del Río—, inducen a la participación reflexiva del espectador. La música del maestro Leo Brouwer jugó, aquí, su papel dentro de la estructura narrativa del filme.

Manuel Octavio Gómez fue, según Sergio Vitier (1948-2016) un realizador «especialmente interesado en el papel de la música en la obra cinematográfica». El notable compositor trabajó dos veces con él: La tierra y el cielo (1976) y Una mujer, un hombre, una ciudad… (1978). «Sus bandas sonoras —precisó Sergio— tenían en común la utilización de técnicas de composición y orquestación no convencionales».

En La tierra y el cielo, uno de los elementos distintivos fue la utilización de la voz maravillosa de la cantante haitiana Martha Jean-Claude (1910-2001), «como si fuera un instrumento más de la orquesta de formato sinfónico…».En el segundo de estos filmes, hubo «una integración entre música sinfónica, popular y sintetizador».

Recuerdo que, cuando entrevisté a Lalita (Inés Martiatu, 1942-2013), ella, al evocar a Manuel Octavio, me dijo que, a él le interesaba mucho la música popular y, además, opinaba que nuestro país debía tener un cine musical.

Pues bien, con audacia e interés, Manuel Octavio se atrevió y dirigió una comedia musical, Patakín (1982). De lleno, él se involucró en un género que no había cultivado antes. Partió  de un texto original del dramaturgo Eugenio Hernández Espinosa, Changó Paladá Surú,  inspirado, a su vez, en los mitos yoruba, Y tanto se entusiasmó el cineasta con este proyecto que, incluso, escribió el texto de las canciones, mientras que Rembert Egues compuso la música de la película.

El antagonismo entre Changó Valdés Valdés (Miguel Benavides) y Oggún (Enriquito Arredondo), deviene hilo conductor y sostén de una trama donde hay mucha música, es decir, conga, salsa, guaracha, punto guajiro, chachachá, bolero-begin, fox, tango. Veinte números musicales integran la banda sonora de Patakín.

Manuel Octavio sometió a duras pruebas a sus actores, no sólo los hizo cantar, sino también les exigió bailar. Cuando entrevisté a Miguel Benavides (1940-2008), el excelente y polifacético actor me dijo: «Recibí clases de canto y baile para esta película. La voz es mía. Creo que ahí no se dobló a nadie. Todos los actores cantan con su voz, aunque ninguno éramos virtuosos ni en la danza ni en el canto”.

El Señor Presidente (Cuba, Francia, Nicaragua, 1983), penúltimo filme de Manuel Octavio Gómez, constituye una reproducción, bastante fiel, de la novela del guatemalteco Miguel Ángel Asturias (1898-1974). En cuanto a su música, recordó Rembert Egues: «Manuel Octavio volvió a llamarme para invitarme a trabajar con él. Me dijo que necesitaba empezar con una marcha…debía crear la música de un burgués francés…Y todo el tema lo compuse en París cuando estaba de viaje con el Ballet Nacional de Cuba».

Gallego (Cuba, España, 1987), película basada en la novela testimonio de Miguel Barnet, fue el último título en la filmografía de Manuel Octavio Gómez. Por sus propias raíces, el realizador se conmovió con el texto del escritor-etnólogo, y decidió llevarlo a la pantalla.

En Gallego, cuyos principales intérpretes serían Sancho Gracia, Francisco Rabal y Jorge Sanz, se escuchan composiciones de Ernesto Lecuona, Antonio María Romeu, Pablo Milanés y Ricardo Pérez.

Como hemos podido apreciar a través de su fecunda trayectoria cinematográfica, en todos los filmes de Manuel Octavio, la música se insertaba a la trama orgánicamente y cumplía una función dramática, no era simple elemento decorativo, pues siempre se hallaba en correspondencia con el asunto tratado.

Bibliografía:

Calderón González, Jorge. Los días de Manuel Octavio. Ediciones La Memoria Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau-Cinemateca de Cuba, La Habana, 2016.

Nota: Jorge Calderón falleció el 9 de agosto de 2021. Radio Cadena Habana atesora numerosas colaboraciones.

En el siguiente video escenas de Patakín:

Por: Jorge Calderón