La guitarra, la trova, la poesía están de fiesta. Celebran el cumpleaños de un cubano imprescindible: Silvio Rodríguez es mucho más que un excelente músico y poeta.
Creador infatigable, es compositor prolífico de temas que pueden contarse por centenares, sin dejar de asombrar desde lo exquisito y lo versátil, al tiempo que constituye uno de los cantautores más polisémicos de hispanoamérica.
No es este un festejo alegre precisamente. Acaba de partir a la inmortalidad su hermano mayor, Pablo Milanés, con quien compartió avatares propios de juglares comprometidos con el pueblo. Marcaron una época con el modo inteligente de decir lo más tierno y lo más violento.
Muy jóvenes, fundaron junto a Noel Nicola el Movimiento de la Nueva Trova, hace exactamente 50 años y convirtieron en música cada acontecimiento sencillo, cotidiano, sublime de varias generaciones, no solo en esta Isla.
Los títulos de ellos viajaron clandestinos hasta oscuros rincones donde fueron aliento vital para perseguidos de las tiranías latinoamericanas.
Como cantores populares no olvidaron sus raíces. En todo caso, las llevaron a otra dimensión de sonoridades más contemporáneas y ligadas a ritmos de diversas latitudes, como expresión genuina del lenguaje universal de la música.
Silvio Rodríguez es el único fundador vivo del movimiento que tuvo sus orígenes en un concierto organizado por Haydee Santamaría en Casa de las Américas y el Festival de la Canción Protesta, también realizado en esa institución habanera.
Varios músicos que se unieron rápidamente a la Nueva Trova hace medio siglo, ya fallecieron. Sin embargo, la guitarra no dejó de latir, de unir multitudes en distintos continentes, de sembrar esperanzas para la paz y el amor.
El genio que nos invitó a soñar con un unicornio azul, prosigue a sus 76 años de edad llenando de luz los días de la Patria.
