Eduardo Saborit: ¡qué linda es Cuba!

Eduardo Saborit

Cuba es bella, como su música, y el mundo lo sabe por cultores del arte sonoro que dedicaron las mejores creaciones a venerar sus paisajes, costumbres e historia, y entre ellos ocupa un lugar de privilegio Eduardo Saborit.

La criollez de este notable compositor y guitarrista marcó cada una de sus melodías, nacidas de las experiencias en el terruño y en recorridos por gran parte de la isla, adonde siempre llevó su arte.

El talento de tradición paterna y su afán por aprender diferentes instrumentos musicales, le permitieron estudiar desde pequeño, primero con su progenitor y luego con otros profesores, al tiempo que integró rápidamente la banda municipal de su natal Campechuela, en el Oriente cubano, dirigida por su padre.

Eduardo Saborit derramó alegría, entusiasmo, patriotismo por dondequiera que anduvo. Y así fue convirtiéndose en cantor comprometido con el pueblo y la revolución. Su vocación de justicia social la expresó siendo muy joven, cuando se identificó con las ideas del marxismo.

Logró en la radio dar más alcance a la difusión de sus temas campesinos, además de realizar múltiples comerciales. Junto a su guitarra estimuló en varios países de Europa a los soldados durante la Segunda Guerra Mundial y de vuelta a la patria, continuó brindando música por todo el país con su conjunto.   

Su obra «Conozca a Cuba primero y al extranjero después» le valió, en la década de los años 50 del pasado siglo, la Medalla de Oro y el Diploma de San Cristóbal de La Habana, pero no aceptó cobrar ni un centavo. Además, la mayoría de sus títulos, surgidos en programas radiales, no fueron registrados a su nombre.

Con la victoria de enero de 1959 Eduardo Saborit redobló su desempeño para contribuir al desarrollo exitoso de cada tarea de la nueva sociedad. La Campaña de Alfabetización le debió su himno, al tiempo que fue asesor, otros eventos también lograron himnos y marchas suyos. Además, fue autor de títulos infantiles, villancicos y musicalizó telenovelas.

Durante una visita a naciones europeas, se inspiró para crear su tema más célebre: «Cuba, ¡qué linda es Cuba!». La muerte lo sorprendió a los 51 años de edad, el 5 de marzo de 1963. Su gente sigue agradeciendo tanto virtuosismo y amor de Saborit por las bellezas de esta Isla.