Ecos del 38 Festival de Jazz

jazzplaza cartel

Todavía resuenan los ecos del 38 Festival Internacional Jazz Plaza 2023; a pesar de todas las inconveniencias de nuestro tiempo, el evento se realizó con enorme éxito.

Hubo de todo: jazz tradicional, contemporáneo, fundido con la rumba, la conga, el son y hasta la sinfónica y los coros. Muchos comentan que al jazz no tiene por qué integrarles orquestas sinfónicas y otras formaciones costosas y complicadas; argumentando que el jazz es simplemente una música sencilla, como por ejemplo un solo de saxo. Pero, el Comité Organizador así lo ha decidido.

Lo cierto es que el jazz en Cuba sí tiene que tener presente la percusión cubana: la conga, la rumba y el sabroso son. En sus orígenes, desde la colonia, el jazz se alimentó de esos ritmos nacionales.

En el festival se ofrecieron muchos platos fuertes: El percusionista cubano radicado en Nueva York, Pedrito Martínez; el mejor tumbador del planeta, Giovanni Hidalgo; varios grupos rumberos, encabezados por Los Muñequitos de Matanzas; los pianistas Frank Fernández, Cucurucho Valdés, Rolando Luna, Alejandro Falcón, Roberto Fonseca y otras estrellas de la pianística del patio.

Por lo visto, el gran concierto dedicado a José Luis Cortés, ¡Ataca Chicho! en la sala Avellaneda, el sábado 28, fue apoteósico; puso de pie a todo el teatro más de una vez.

Las voces de Alexander Abreu, Yumurí, Leo Vera, Roberto Hernández, Robertón, Mandy Cantero, Wil Campa, y otros, le dieron brillo al espectáculo. Alexander Abreu se llevo las palmas con “La bruja”, y Robertón con el tema “Santa Palabra”.

Observé a muchos muy impresionados con el recuerdo de una banda que hizo historia en la música popular de finales del siglo XX: NG La Banda, la que manda. José Luis Cortés se despidió de los bailes y conciertos, pero sigue su presencia en todo. Aquí no es gratuito decir que El Tosco sigue vivo con su música timbera.

Lamentablemente, el concierto de una cantante cubana emblemática: Xiomara Laugart, no tuvo el respaldo del público en su presentación en el teatro Martí. Hubiera valido la pena que se presentara en otros espacios en este festival y le grabaran su actuación del domingo 29. Xiomara cuenta con una grabación antológica, la canción “Hoy mi Habana”, de José Antonio Quesada.

Se ofrecieron conciertos en varios teatros, incluso en el América. El Pabellón Cuba fue un lugar ideal para los que no pueden asistir a lugares algo distantes. La idea de exponer allí algunas de las agrupaciones estelares de la música tradicional, fue muy atinada. Los buenos conjuntos soneros y charangas, como la Aragón, llenaron el recinto de El Vedado. Este es un espacio que debe quedarse con esta idea de ofrecer alegría y baile popular a los habaneros y visitantes.

Para un próximo encuentro debe estudiarse con precisión los horarios, que pueden ajustarse desde las 2 de la tarde, con el fin de acortar los largos conciertos wagnerianos (extensos) que, incluso, llegaron el domingo 29 hasta casi las 2 de la madrugada, algo increíble. Bajar los horarios es lo más aconsejable; no olvidemos —sobre todo los fines de semana— que hay descanso y muchos de los participantes son turistas.

Igualmente se necesitan escritores que preparen un guión que brinde informaciones necesarias acerca de los participantes en los conciertos. Muchos músicos se presentan sin apenas conocer el público de quién se trata. Además, hay que hacer historias que den a conocer la interrelación de Cuba en el jazz desde tiempos de la colonia.

En verdad, el festival fue una verdadera fiesta, pero hay que estudiar bien a los participantes para que no coincidan los mejores momentos del evento; que tengan un horario favorable; que haya mejores ofertas gastronómicas en el Salón Benny Moré de La Tropical, algo así como se hizo en la Casa de la Cultura de Plaza.

Por cierto, tiempo hubo para que la Casa de la Cultura de Plaza no presentara ese patio totalmente destrozado y lleno de huecos. Esta es una Casa ejemplar en todo el país y debe ser impecable en todo.

Seguramente el Comité Organizador del Jazz Plaza tenga un análisis completo de las rectificaciones que deben resolverse para la próxima ocasión, que ya está más cerca de lo que imaginamos. La espontaneidad es parte del jazz, pero no debe ser igual en la organización, porque muchos visitantes quieren toda la precisión posible, para disfrutar en toda su magnitud esta fiesta de la música.