Cien años sin perder la excelencia

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La orquesta más antigua del planeta, y la que congregó el mayor número de asistentes a un concierto, según los récords Guinness, nació en Ojo de Agua, Matanzas, Cuba. Si, es la Sonora Matancera.  

Se fundó el 12 de enero de 1924, en el humilde hogar del tresero Valentín Cané, con el nombre de Tuna Liberal, hace hoy cien años. Un caso único de vigencia musical en el mundo, más que una agrupación, una institución…y una leyenda, sin fecha de vencimiento a la vista.

En 1927, Cané viajó a La Habana, con dos cantantes más, Carlos Díaz Caíto, pescador de profesión y Rogelio Martínez, cocinero. Estos humildes cazadores de sueños entraron con el pie derecho en el teatro Alhambra, para comenzar una carrera siempre en ascenso. Grabaron sus primeros acetatos con la RCA Víctor, todos éxitos rotundos.

Su constante búsqueda de la excelencia les llevó a incorporar nuevos instrumentos, como el piano de cola, que fue tocado por primera vez en el conjunto por el gran Dámaso Pérez Prado quien años después sería el Rey del Mambo. También diversificaron los géneros, entre muchos, la guaracha, el montuno y más recientemente, con no poca resistencia por el apego a sus orígenes, la salsa.

El providencial encuentro con Daniel Santos les colocó en un escalón superior en todos los aspectos de la vida de la Orquesta; después llegó la inigualable Celia Cruz, la guarachera de Cuba, responsable de sus más altos índices de ventas con títulos como ʺBurundangaʺ, ʺJuancito Trucupeyʺ, ʺEl yerbero modernoʺ y el bolero ʺTu vozʺ, entre tantos otros.

Mientras sus músicos permanecían inconmovibles, los vocalistas que pasaron por allí sí que constituyeron una multitud, una cifra cercana a 62, desde los más encopetados hasta los más humildes, llevando de por vida ese gran honor. «Cantar con la Sonora Matancera o siquiera grabar un tema con ella era el pasaporte que le daba vía libre al mundo de la farándula», acotó Portaccio, uno de sus historiadores.

Héctor Ramírez Bedoya, más exegético, enumeró 11 mujeres, 26 cubanos, 11 puertorriqueños, 2 colombianos, 2 argentinos, 2 mexicanos, una haitiana, un venezolano, un uruguayo y un nicaragüense; quienes grabaron un total de 1.063 canciones, 380 de ellas boleros.

Son varios los argumentos que se esgrimen para explicar la prolongada vigencia en el gusto popular de la Sonora Matancera, pero existe uno de mayor valor, la figura del director, Rogelio Martínez, quien, con disciplina férrea, talento musical excepcional y un sentido de fidelidad contagioso la llevó al sitio de honor que ocupa.

Fueron disputados por afamadas academias de baile, cabarets y en la radio, por todo el mundo. Grabaron con las más famosas casas discográficas y pasearon la música cubana por las plazas más importantes de los cinco continentes.

El formato de la Sonora rápidamente hizo escuela. De ella bebieron varias generaciones de músicos de toda Latinoamérica. Como un brote altamente contagioso comenzaron a emerger por doquier… la Sonora Mexicana, la Sonora Malecón, en Puerto Rico. En Venezuela, la Sonora Caracas. En Colombia, la Sonora Tropical; y muchas otras, sin dejar de mencionar la Sonora de Lucho Macedo en Perú, que resultó ser la más exitosa de todas, pero nunca a la altura de la que ostenta hoy el honor de ser la más antigua del mundo, sin perder jamás la excelencia. 

Daniel Santos junto a la Sonora Matancera interpretando una de sus mejores canciones y contando un poco la historia de la misma: