Antecedentes de un Gran Premio radial

Dulce María Loynaz.

Múltiples fueron las satisfacciones experimentadas por actores, actrices, personal técnico y directivo de la radio cubana en el recién finalizado Festival Nacional de ese medio de comunicación masiva, desarrollado del 13 al 17 de noviembre en Holguín en su XXXIV edición.

Algunos recibieron lauros, otros no lograron consolidar sus deseos de irrumpir en el podio y alzarse con una presea. Aunque solo llegar hasta la bella Ciudad de los parques, y disfrutar del jubileo del éter, representó un triunfo.

Lo cierto es que cada premio encierra algo no expuesto, pero latente. En este caso es el desvelo, la entrega por hacer un trabajo encomiable, de esos que muchos denominan “bestial”, en una alegoría actual, que distingue algo fuera de serie.

Sabiendo la felicidad que implicó para los integrantes del espacio Novela Cubana, ganar el Gran Premio en la categoría de dramatizado por la radionovela Cenizas de la Espera, de Ángel Luis Martínez, llegué hasta la Casa Azul de Infanta 105, para dialogar con algunos de los premiados.

No investigué sobre el premio en sí, y mucho menos hice la clásica y a veces tonta pregunta ¿Qué sentiste al saberte ganadora?, sino que me enfoqué en averiguar cómo surgió la idea de hacer una realización dedicada a la poetisa Dulce María Loynaz, Premio Nacional de Literatura y Premio de Literatura en Lengua Castellana Miguel de Cervantes 1993; entre otros intríngulis inherentes al proceso de grabación.

A la primera que vi en un constante ir y venir fue nada más y nada menos que a Yumari Cruz Carballo directora del seriado, quien con ese desenfado característico en ella comentó:

El proceso de grabación radial se las trae y hay que estar bien seguro de lo que pretendemos porque de lo contrario, no logramos un producto con calidad. En su condición de directora ¿Cómo fue la selección de los actores?

Lo primero fue leer la novela. Desde mi primer contacto con la caracterización de los personajes y la sinopsis de la obra, comenzaron a delinearse en mi mente los actores que podían desempañar los roles. Esa es mi dinámica de trabajo y me ha dado buenos resultados, porque hacer un casting en radio es algo complicado. En este medio no se trabaja con actores sino con voces, y a veces el actor que en lo físico se parece al personaje, no tiene   la voz necesaria para hacer encarar el papel. Pero en este caso Cenizas de la Espera, fue una selección yo diría muy atinada, porque desde mi primer contacto con la novela dije. “Este personaje es fulano, este otro mengano… y Dulce María Loynaz será Dayma Méndez, así fue y ninguno me decepcionó, dieron lo posible y hasta lo imposible en el set.

¿A pesar del Premio, hay algo que te hubiese gustado hacer diferente?

Si de algo me resiento es que Ángel Luis pudo haber sacado más capítulos, porque en ocasiones me quedaban un poquito largos. Incluso ello impidió darle a la música el tiempo que de verdad llevaba para recrear historias, resaltar una situación. Pero sacrifiqué la música con tal de no quitar texto.

Decidirte con tanta seguridad por una actriz para el personaje protagónico es un asunto bastante arriesgado. Para ello se necesita conocer a profundidad el actor. ¿Es el caso?

En este caso sí. Desde que heredé la dirección del espacio Novela Cubana, en Radio Arte, Dayma era parte del elenco. Ello me dio la posibilidad de conocerla, apreciar su versatilidad y capacidad para llevar un personaje como el de Dulce María Loynaz, de la niñez, a la total vejez. En cada uno de los momentos del proceso de grabación demostró ser una actriz muy sensible y sencilla, receptiva ante las sugerencias, despojada de toda imposición de criterio, algo positivo para un director. Hice la dirección como la hago siempre, no para premios. Por eso al conocer del galardón me sentí sorprendida, mucho más que fuera el Gran Premio, no lo podía creer, es sin dudas un estímulo y a la vez compromiso con las audiencias.

En este acercamiento al colectivo del espacio ganador del Gran Premio en la categoría de dramatizado, aproveché la ocasión para conversar con Dayma Méndez Antuñas, actriz que interpretó a Dulce María Loynaz:

Enfrenté el personaje con mucho susto, el proveniente de la responsabilidad que implica interpretar una personalidad de la cultura como Dulce María Loynaz, que además está fresca sonoramente en la memoria de las audiencias. Como persona, la recuerdo declamando sus poemas, conversando, con ese tempo, y ritmo tan particular, y como actriz fue un reto por la manera en que Ángel Luis escribió la novela. Debía actuar las escenas, decir los poemas y narrar la historia según las memorias de Loynaz. A veces aparecía como una niña de 12 años, otras como una jovencita, o mujer madura y en otras como una adulta mayor de noventa y tantos años, a lo que yo debía adecuar mi interpretación. Fue bastante difícil, pero encontré la manera de hacerlo aunque en principio cuando Yumari me propuso el personaje dije “¡yo no! porque seguro debo decir poesía, y actor es una cosa y declamador otra y aunque tienen puntos de contacto, respeto mucho la declamación».

¿Por qué te decidiste si en principio creíste que no podías hacerlo?

El día de la presentación de la novela Ángel Luis trajo en audio la voz de Dulce María. Cuando la escuché quedé encantada y dije, lo haré, pero “no quiero imitarla, quiero acercarme a ella”, y así lo hice, me aproximé a su espíritu, personalidad, melancolía casi tristeza al hablar, pues imitar a Dulce María es imposible, ella es única. Quienes escuchan la novela opinan que mi acercamiento fue fidedigno, tanto en la manera de decir la poesía, como en su voz.  

Alguna anécdota que te haya marcado.

El capítulo número uno donde se recrea la infancia de la protagonista cuando jugaba con sus hermanos; era una niña feliz, traviesa, y en cambio su narración estaba llena de tristeza. La grabación la hacíamos contra reloj, como actriz no tenía tiempo para cambiar de la alegría de una pequeña jugando, a la tristeza de una anciana de más de noventa años, contando sus vivencias sobre el divorcio de sus padres. Fue muy complicado, y las transiciones muy rápidas. Recuerdo una ocasión que pedimos a Yumari (directora artística) un tiempo para respirar y poder caer en otro de los estados de ánimo impuestos por el personaje.

Las actrices viven una doble vida, la suya y la de sus personajes. ¿Hasta donde alcanzó Dulce María a Dayma?

Me metí tanto en el personaje, que soñaba con Dulce María. Aún me recuerdo repasando sus poemas a las dos de la mañana en la penumbra de mi habitación, en el viaje a mi casa luego de las grabaciones, e incluso, debo confesar que sufrí junto con ella a tal punto que a veces me dolía el pecho de tanta pesadumbre. Al término de las grabaciones quedaba muy triste, algo que como es lógico, soltaba poco a poco con la interpretación de otros personajes, en este constante desdoble de los artistas.

¿Cómo catalogas el proceso de grabación?

Fue difícil, pero a la vez enriquecedor, sobre todo por la forma tan dúctil que tienen los guiones escritos por Ángel Luis, a quien considero uno de los mejores escritores de la Radio Cubana en la actualidad… y digo más, fue un proceso de grabación maravilloso, como parte inexorable de los antecedentes de un Gran Premio radial

NOTA

En la imagen de portada: Dulce María Loynaz.