San Miguel y la Egrem en el 60 aniversario

Egrem

Por Rafael Lam

La Egrem cuenta con varios estudios de grabación: Estudios Areíto (101 y 102) en la calle San Miguel no. 410 e/ Lealtad y Campanario (Centro Habana). El Estudio 18, en la calle 18 no. 103 e/1ª. Y 3ª. Miramar, Playa, La Habana. Y el Estudio Siboney, en la Calle San Félix No. 367 e/ San Germán y Trinidad, Santiago de Cuba.

Pero, en especial, de estos estudios de alto nivel hay dos que están situados en la leyenda, los de la calle San Miguel, que se remontan a 1944, cuando el ingeniero cubano Ramón Sabat funda el sello discográfico Pan-Art (siglas de Arte Panamericano), devenida después en Panart. Sabat se relacionó con firmas como la Cictor Talking Machine, luego con la Colombia Phonograph Co. y la Collender Brunswich-Balke.

Es entonces que se crean los primeros estudios de grabación en Cuba. Sabat, después de sus estudios en los Estados Unidos, asumió los equipamientos de la firma Musicraf y los embarca a La Habana en 1942. Un año después monta la pequeña fábrica de artículos plásticos y discos para su comercialización. Ya en 1944 decide fundar la Cuban Plastic and Récord y el sello cubano Panart, fundando los primeros estudios de grabación en Cuba: los Estudios 101 y 102, en la calle San Miguel 410.

La primera grabación en la Panart le pertenece al bolerista Carlos Alas del Castillo, acompañado por la orquesta Jazz Band Hermanos Castro. Esas primeras grabaciones fueron: “Toda una vida” (Osvaldo Farrés), “Hojas secas” (Roque Carvajo) y la guaracha “Cucha el eco…ʺ.

Otra de las primeras grabaciones fue la de Orlando Guerra, Cascarita, con la orquesta de Julio Cueva y otra grabación, el bolero “Luna de Varadero” y la guaracha “Oye como dice”, por el cantante Orlando Planas, también con Los Hermanos Castro.

Le sigue “Penicilina”, primer danzón grabado en la Panart, por la orquesta de Neno González. Otras grabaciones: Sonora Matancera, Cuarteto oriental, Wilfredo Fernández (Inolvidable), orquesta Ideal, Manolo Fernández, Orquesta Kubaney, Miguel de Gonzalo, con Felo Bergaza, Conjunto Colonial, Orquesta Cosmopolita, Raúl del Castillo, María Luisa Chorens, Olga Guillot con la Orquesta Swing Makes (Olga pertenecía al conjunto Siboney de Isolina Carrillo).

Entre los hitos importantes hay que mencionar las grabaciones de la orquesta América con el advenimiento del cha cha chá.

Estos son los dos estudios emblemáticos donde grabaron los discos de Buena Vista Social Club (1996), Estrellas de Areíto (1979), donde grabó Nat King Cole su primer disco en español (1958), donde grabaron Celia Cruz, Daniel Santos, con La Sonora Matancera, El Casino, Arcaño y sus Maravillas, Antonio María Romeu, Arsenio, Melodías del 40, Sensación, Elena Burke, y Omara Portuondo, entre otros.

Fruto de estos estudios, desde 1944, la firma de la Panart aportó miles de grabaciones de enorme valor. Sus archivos poseen un amplio catálogo que conforma uno de los más importantes y abarcadores patrimonios musicales de Latinoamérica. Cuentan con más de 70 000 matrices de versiones originales y reediciones de música cubana de todos los géneros, con algunos de los intérpretes más populares de la historia.

Es el mayor catálogo musical de la Isla, más de 10 000 matrices inéditas: rumba, cha cha chá, guaracha, danzón, mambo, son, bolero, clásica, salsa, rock y fusión.

Es lamentable que Jorge Rodríguez no cuente con un programa de radio en el que exponga ante un conductor —avisado en la música— que lo provoque en lo relativo a las colecciones musicales de la Egrem. También es necesario que la Egrem, de alguna manera, entregue este valioso patrimonio a la Dirección de Música de la Radio y la Televisión y las emisoras de todo el país, para su difusión por todas las ondas nacionales e internacionales.

La música no se guarda en cajas de caudales, es para difundirla, mostrarla y aprovecharla por músicos, cantantes y todos los amantes de la música en el mundo. En este aniversario 60 de la Egrem, la fiesta es grande con un programa de actividades a gran escala. El disco en Cuba, la música de archivo, las Casas de la Música, dejan una leyenda aguda para la música cubana en momentos en que la identidad de la nación es un muro de contención contra otras músicas foráneas.