Rodrigo Prats, el más pródigo de los compositores cubanos

Rodrigo Prats

“Una rosa de Francia”, canción antológica del pentagrama nacional cubano, pieza de excelente valor musical, apreciada en el mundo, fue compuesta por un niño de solo 15 años, quien más adelante sería el gran maestro Rodrigo Prats Lorens.

Apenas un adolecente,  comenzó su fecunda carrera teatral al integrarse, como compositor de pequeñas  obras y  como violinista,  en  la  compañía  que dirigía Arquímedes Pous, esa gran figura del teatro vernáculo.

Como autor musical se destacó no solo por las brillantes obras que compuso sino también por su fecundidad. «Es el compositor cubano, que ha elaborado mayor cantidad de música», como dijera Eduardo Robreño. Su catálogo lo integran millares de obras.

Rodrigo Prats también fue fundador y director de la Orquesta Sinfónica del Aire y de la Orquesta de Cámara del Círculo de Bellas Artes; maestro concertador en las temporadas de arte lírico cubano del teatro Martí, en el que estrenó sus zarzuelas “Soledad”, “María Belén Chacón” y “Amalia Batista”, verdaderas joyas musicales,  las que  han hecho posible que Cuba sea la única nación de habla hispana en este continente, que pueda mostrar un teatro lírico de calidad superior.

Entre sus piezas más  valiosas  hay que mencionar las canciones “Amor y celos”, “Aquella noche”, “Sagua la Grande”, “Espero de ti”, y “Tú no sabes mentir”. “La Misa Cubana”, compuesta originalmente para la boda de su hijo, fue cantada en la celebración litúrgica que tuvo lugar en La Habana en 1998, durante la visita a Cuba de su Santidad el papa Juan Pablo II.

Dicen que fue hombre muy querido por todos los que le conocieron, que contaba con un alto valor humano; siempre tenía a mano una anécdota, un consejo o unas palabras de aliento para  los jóvenes intérpretes. En la gran constelación de estrellas de la música cubana el maestro Rodrigo Prats será una guía para los  compositores que van en busca de lo autóctono y tradicional.