Pérez Prado y la cultura latinoamericana

Damaso Pérez Prado

Quien sería conocido como el Rey del mambo mostró cuál era su camino desde pequeño. Aunque sus padres soñaban con que estudiara medicina, ya en las lecciones de piano clásico recibidas en la infancia probaba gran talento y amor por la música.

Nació José Damaso Pérez Prado en Matanzas el 11 de diciembre de 1916, y desde muy joven inicio su carrera en su ciudad natal con la charanga de Senén Suárez. Allí realizó también algunas incursiones profesionales con otras orquestas locales, pero sería en los albores de la década de 1940, cuando decidió trasladarse a La Habana, que empezaría a elevar su carrera, y encontraría en la capital cubana una urbe de entretenimiento continental, en la cual se vivía la época dorada del son.

Realizó estudios con Rafael Somavilla Pedroso y María Angulo. El joven pianista buscaba satisfacer sus ambiciones musicales, pero no resultaba tan sencillo hacerse sitio en el panorama artístico, en medio de un período de auge de la música popular.

Pero su talento le abrió paso en el competitivo mundo del espectáculo y consiguió colocarse en grupos musicales que tocaban en famosos lugares nocturnos, donde no tardó mucho en ser reconocido por sus aptitudes para tocar el instrumento.

La agrupación de Paulina Álvarez, Los Hermanos Palau, y Cubaney, fueron algunas de las orquestas de las que formo parte, hasta que logró integrarse a la de mayor fama en el país entonces, Casino de la Playa, considerado por el musico un espacio con nuevas sonoridades y armonías, incorporando algo de jazz.

En 1946 creó su propia agrupación, donde sobresalían sus habilidades en el piano, sumándole los sonidos de la batería, el bajo, instrumentos de viento y la percusión afrocubana. Ese sonido sería desde entonces su sello y con él crearía el estilo del mambo, en donde el verdadero solista es la orquesta y lo acompañaría un nuevo baile, marcado por movimientos de hombros, manos y pies al ritmo de la música. Ese mambo fue la innegable contribución de Dámaso Pérez Prado a la cultura latinoamericana.

Tocó en Estados Unidos, Argentina y Venezuela, entre otros países, en los cuales sus obras lograron colocar el mambo en la preferencia popular, pero la tierra que eligió para residir fue México.

Para allá se mudaría, luego de ganarse el reconocimiento y cariño del público cubano, aunque temía que el mambo no causara en la patria azteca la reacción que esperaba. Sin embargo, México fue un amor correspondido, y en esa tierra escribió sus obras más famosas en la década de 1950 —ʺRico mamboʺ, ʺMambo No. 5ʺ, ʺPianoloʺ, ʺCaballo negroʺ, ʺEl ruleteroʺ, ʺMambo en saxoʺ, ʺMambo No. 8ʺ— también logró ganarse el afecto y la admiración del público mexicano y compositores y arreglistas de ese país comenzaron a seguirlo.

En 1951 realizó una gira por Estados Unidos, donde calificaron a su agrupación como la orquesta de jazz de más swing del país. Pérez Prado fue quizás el músico que logró alcanzar más y mejor a las grandes audiencias no latinas.

La orquesta de Pérez Prado se presentaba en los mejores escenarios y centros nocturnos de la época, además de participar en multitud de películas. Algunos hitos de creación llegaron en 1954, al componer ʺSuite en Voodoʺ, obra de carácter sinfónico, estructurada en cuatro movimientos y luego, en 1955, cuando asombró al mundo con su ʺConcierto para bongóʺ.

Entre 1960 y 1962 concibió la exitosa partitura de Suite de las Américas, sinfonía estructurada en siete movimientos, que recoge la esencia musical del continente, en 16 minutos. En ella tiene gran importancia la melodía «Dos Américas», que funciona como enlace musical entre cada una de las partes.

En 1963 Herman Díaz, productor de la RCA Víctor, le propone componer una obra de típico sinfónico, que exprese el carácter musical de las Américas, y surgió Suite exótica de las Américas, que se grabó ese mismo año en Hollywood, y fue estrenada en el Teatro de las Américas, de Nueva York. En sus arreglos destaca la percusión cubanísima, que da base a un contrapunto de saxofones acompañantes y trompetas que suben a tonalidades alarmantes, jugando con la armonía, la melodía y el ritmo, mientras los trombones rubrican las frases y del fondo sale la voz ronca del Rey del mambo, emitiendo sonidos imprecisos.

Experimentó con nuevos ritmos como el dengue, del que compuso un buen número de piezas: ʺSubyʺ, ʺRockmamboʺ, y ʺLa chungaʺ, entre otros.

El Rey del mambo, uno de los más grandes músicos de Cuba y México, alcanzó la inmortalidad en la vida musical del continente y otras latitudes, y fallece el 14 de septiembre de 1989 en México, lugar en el que residió la mayor parte de su vida.