“…para juntar y amar, y para vivir en la pasión de la verdad”. Como José Martí, como el mejor de los cubanos, rebosaba entusiasmo desde su nacimiento el periódico Patria.
Cuentan que era sábado y el astro rey casi se ocultaba cuando el Apóstol de nuestra independencia tuvo en sus manos aquel hijo de papel y tinta.
En Nueva York señoreaba la brisa fría propia de marzo. Las luces se encendían en la ciudad pionera en poseer alumbrado público. No obstante, aquella tarde de 1892 parecía bello amanecer para el hombre bueno, que acariciaba un futuro con todos y para el bien de todos.
Los últimos días andaba muy atareado. Atendía detalles para que su nueva obra expresara las intenciones del Partido Revolucionario Cubano, fundado por él para emancipar a su isla y a Puerto Rico.
Muchas penas lo embargaban y reorganizó a los bravos mambises. Era preciso volver a tocar ¡a degüello! No se podían repetir los errores de la Guerra Grande.
“Nace este periódico, a la hora del peligro… por la unión, y para evitar que el enemigo nos vuelva a vencer por nuestro desorden…” Tal era el anhelo del periodista y director de Patria.
Cual soldado definió Martí al semanario de solo cuatro páginas, distribuido prácticamente entre sus paisanos y los boricuas residentes en Estados Unidos. También algunos números circulaban en su querida tierra antillana.
No era un rotativo para vanidades. Abundaba en temas literarios, políticos, sociales, religiosos o económicos. Su fundador insistía en defender tradiciones nacionalistas y solidarias. Allí pactó meses antes de su muerte “Patria es humanidad”.
Nuestras ideas, primer artículo del Apóstol en el periódico, despejaba dudas. A pensamiento se libran batallas, que machete y fuego no dominan. Tras su caída en combate, la publicación conoció nuevos directores hasta el 31 de diciembre de 1898 cuando cerró. Para la última edición, una nota: Obra concluida. El fundador jamás la suscribiría. No era aquella la Patria soñada. La obra cumbre del periodismo martiano legó fundamento y método para la prensa que hoy Cuba necesita.
