Por: Joao Fariñas
Cuando se habla de música electrónica en Cuba, no podemos obviar el nombre de Juan Blanco. Pionero e innovador, Blanco fue el primero en incursionar en el género.
Desde muy joven se estableció como uno de los defensores de la música culta más experimental, sin abandonar la sensibilidad de lo autóctono. Discípulo de José Ardevol en el Conservatorio de La Habana, se definió como heredero del legado cubano y moderno de compositores nacionales como Alejandro García Caturla y Amadeo Roldán, y con ese fin creó la Sociedad Amadeo Roldán. Fue pionero en Cuba de la música concreta, la aleatoria, y la electrónica y espacial. Sus obras se desenvuelven en distintos ámbitos creadores, fundamentalmente en lo eletroacústico.
Algunos datos de su vida y obra
Juan Pedro Blanco Rodríguez nació el 29 de junio de 1919 en el poblado del Mariel. Compuso más de 160 obras que en su momento fueron interpretadas por la Orquesta Sinfónica Nacional y solistas de la talla de Paquito D’Rivera, Leo Brower, Merceditas Valdés y Tata Güines.
Entre las más conocidas se encuentran Ensemble V, Estudios para banda magnetofónica, Contrapunto espacial III, Erotofonías y la histórica Música para danza, debut de la electroacústica en Cuba, compuesta el 5 de febrero de 1964.
Compuso también música para teatro y cine, ballets y para espectáculos al aire libre. En los años 60, promovió la Orquesta Cubana de Música Moderna y un Quinteto de jazz que alcanzaron notoriedad. Por esa época se enfrascó en la búsqueda de nuevas sonoridades, quizás por la percepción de que todas las técnicas conocidas hasta el momento estaban agotadas o por una suerte de compromiso con el presente donde cada artista busca parecerse a su tiempo.
Desde un pequeño estudio en el Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP) organizó conciertos de vanguardia que influyeron en las nuevas generaciones de compositores como Juan Piñera, Edesio Alejandro y su propio hijo Juan Marcos Blanco.
Juan junto a Duchezne-Cuzán sorprendieron al público del Teatro Amadeo Roldán con Texturas, obra estrenada en 1964 y ya nada sería igual. De esta manera inició un largo trayecto de promoción del conocimiento de la música electroacústica en Cuba. Sus obras estuvieron en dibujos animados del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (Icaic), en documentales; se escucharon sus sonorizaciones en un parque, en una feria, en el lobby del Hospital Hermanos Ameijeiras convirtiendo la música electroacústica una práctica común y cercana a todos. En este sentido, probablemente más allá de la altísima calidad de sus creaciones, el mayor mérito es haberlas concebido con medios rudimentarios, artesanales, mientras ya existían instrumentos que facilitaban su producción.
Desde el Taller ICAP de Música Electroacústica (Time) compartió experiencias sobre música electroacústica con otros compositores cubanos como Sergio Fernández Barroso, Jesús Ortega y Roberto Valera. La calidad de la producción que bajo la tutela de Blanco emergía, fue reconocida en importantes eventos internacionales como el Festival de Bourges de Francia, cuando la obra Tres de dos de Juan Piñera y Edesio Alejandro obtuvo el primer Premio en 1984, mismo año en que Juan Marcos Blanco y Julio Roloff se alzaron con lauros en el certamen Tribuna Internacional de Música Electroacústica auspiciado por la Unesco. Los festivales de Música Electroacústica Primavera en Varadero, que posteriormente se trasladaron a la capital y asumieron el nombre de Primavera en La Habana y constituyeron otra importante contribución en la difusión de la obra del Time y posteriormente del Laboratorio Nacional de Música Electroacústica (LNME). Instituido en 1991 como continuidad del Time, el LNME se vinculó también al Estudio de Música Electroacústica y por Computadoras (Emec) que dirigía Carlos Fariñas en el Instituto Superior de Arte y que actualmente se denomina Estudio Carlos Fariñas de Arte Electroacústico Musical (ECFAEM) en honor a su fundador.
Blanco posee una importancia vital en el desarrollo de la música electrónica en Cuba. Mito, leyenda, genio musical, desafortunadamente falleció en la Habana el 5 de noviembre de 2008.
