Un renovador cultural llamado Fidel

Fidel Palabras a los intelectuales

La cultura de una nación es ese acontecer diario desde sus orígenes, que en cada etapa incluye nuevos aportes y consolida las esencias. Si bien es cierto que nada permanece intacto, también lo es que existen elementos que se enriquecen, pero no mueren.

Esa naturaleza que nos define como pueblo logró su máximo esplendor con el triunfo de enero de 1959. Y no fue casual. Fidel, líder indiscutible por sus capacidades para asimilar, cohesionar, fundar y desarrollar los mejores valores de la cubanía, se nutrió de la historia e impulsó una vastedad de proyectos creativos.

Revolución es precisamente transformación constante, de ahí que el Comandante en Jefe tuvo la mirada certera para comenzar diálogos con los artistas e intelectuales desde antes de la victoria. Figuras cimeras de nuestra cultura acompañaron las ideas visionarias.

Ya desde la organización del asalto a los cuarteles Moncada y de Bayamo, era notable el pensamiento humanista, martiano, de sus participantes. Poetas, compositores musicales, artistas, junto a obreros y campesinos forjaron la nueva hora de la Patria.

Igualmente, tuvo el apoyo de la joven compañía de ballet cubana desde los momentos más complejos, entre los inolvidables aparece la función pública de desagravio que dio Alicia Alonso cuando la tiranía de Batista quiso chantajearla por su compromiso con el Ejército Rebelde.

Asimismo, a pocos días del triunfo de enero ya la prima ballerina assoluta y su agrupación danzaría ofrecían una función para todos los barbudos. Los vínculos de la fundadora del Ballet Nacional de Cuba con el líder revolucionario se estrecharon con los años y son uno de los grandes símbolos de la labor de ambos por abrir oportunidades en los más recónditos parajes para alumbrar el pensamiento de todos por igual.

Las primeras instituciones instauradas tras el amanecer de enero demostraron el interés por modificar conceptos obsoletos y poco populares. Mencionar cada sueño hecho realidad, solo por tener en Fidel a un iluminado, sería interminable. Sin dudas, uno abarcador como ningún otro resulta la Escuela Nacional de Arte, germen de la maravillosa enseñanza artística que hoy disfrutamos.

El legado que nos guía, como país en eterna renovación, el Comandante en Jefe lo incorporó de la idiosincrasia más culta y auténtica de las raíces de esta Isla. 

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