Fiesta del Tambor: Una reflexión necesaria

Por: Joaquín Betancourt Jackman (Premio Nacional de Música 2019)

Para mí la práctica del reconocimiento a la virtud y el mérito humano es un acto obligatoriamente sagrado, no cabe en mis principios éticos y concepción de vida, el desconocimiento a ultranza por sentimientos a veces hasta mezquinos, él ocultamiento a las virtudes y méritos de los logros y victorias de algunas personas, en cualquiera de las funciones, sean como sean, piensen como piensen y hasta actúen como actúen; claro está que para nada es el caso al cual me referiré a continuación.

El gran evento, Festival Internacional Fiesta del Tambor, ha concluido y no puedo permanecer en silencio ante el muy logrado éxito, en lo personal del gran músico y hermano Giraldo Piloto, su creador y líder.

Este evento ha logrado, en medio de conocidas confusiones estéticas y diversidad de gustos musicales, colocar la percusión cubana en el lugar tan merecido que le pertenece.

Dentro de la música cubana, también aquella que no es cubana de origen, que se produce en Cuba y diría aún más; hasta fuera de nuestras fronteras, es la percusión su columna vertebral, su sostén insustituible.

Como en otras ocasiones he expresado públicamente o personalmente, se puede exhibir en nuestras músicas un gran nivel técnico, hermosas armonías, bellas y cautivadoras melodías, orquestaciones descomunales, textos de un alto rigor poético y una interpretación de primera, todo eso junto y por separado muy acorde con la actualidad musical de hoy, pero la percusión cubana, el genio creador de nuestros percusionistas es algo fuera de nuestra imaginación común, “del sistema solar”. Todos le debemos a esa virtud de nuestros percusionistas, somos dependientes de la capacidad organizativa y creadora de los percusionistas, desde tiempos remotos, cuando casi algunos ejecutantes ni sabían leer ni escribir, pero había que contar con ellos y fueron los creadores que mayormente han aportado a eso de lo que nos jactamos hoy en día decir o nombrar como patrimonio musical y que reconocemos cómo música cubana en cualquiera de los géneros o estilos.

Giraldo Piloto merece el mayor respeto por este logro, por esa lucha victoriosa contra varios “prejuicios unidos en un solo plato”.

Ha sido muy alentador, apreciar la participación desde niños, jóvenes adolescentes, hasta personas bien adultas, en defensa y con total entusiasmo de nuestras raíces culturales, de lo tradicional y contemporáneo, pero pura música cubana, sin disfraces conceptuales, ausente de inventos con bautizos conceptuales o justificaciones rebuscadas.

Gracias Piloto, por este bello regalo a tu pueblo y a su música; gracias al Centro Nacional de Música Popular, por el decisivo apoyo brindado; gracias a su director, Vitico, que “de 2 veces al bate continua, va de 2”, hecho que ratifica lo que dije en un momento, que es el más eficiente empresario estatal de la música en Cuba.

Creo que este evento, sin derogar ningún otro, es por su trascendencia quizás el de mayor cubanía, ampliamente merecedor del gran apoyo y respeto, que así siempre sea…

Me inclino con absoluto respeto ante todos los percusionistas cubanos y del mundo.

Tomado del perfil en Facebook de Joaquín Betancourt