Félix Baloy sigue cantando

Félix Baloy

Félix Baloy (Cueto, Holguín, 20 de noviembre de 1944) es uno de los soneros de la vieja guardia, estrella Chapottín, de Adalberto y su Son y de algunos proyectos de Juan de Marcos González y ahora del centro nocturno “El guajirito”, en los arrabales del puerto.

Con Félix viajé en algunas giras, sobre el año 1992, cuando integraba el grupo de Adalberto y su Son. Siempre escuchaba sus conocimientos sobre el son auténtico. Tenía la tesis de que para ser un buen sonero hay que ser buen improvisador.

De adolescente cantaba con el grupo Mi Amparo, pero cuando se efectuó el aislamiento económico y cultural después de la Revolución y los turistas adinerados en busca de música desvanecieron, fue cada vez más difícil para los músicos ganarse la vida. Aunque siguiera cantando, Baloy se vio obligado a mantener su empleo regular.

Comienza a los 21 años como profesional en la orquesta Lira Matancera, luego Los Chuquis y en 1966 con el grupo Primavera y Cuba Chá. Finalmente consiguió trabajo como vocalista principal del Orquesta de Elio Revé (padre) formada en La Habana en 1956. Ese conjunto se había convertido para entonces en una de las grandes instituciones de la música cubana.

Logró con Reve que se pusiera de moda como uno de los soneros jóvenes más emocionantes de Cuba. Muy pronto fue invitado a integrarse a Tropicuba. Allí hizo mancuerno con otro sonero, Raúl Planas, quien quedó como amigo y socio durante varias décadas.

Después de un tiempo corto con Tropicuba se cambió otra vez, ahora a Santiago de Cuba para cantar con Son 14, bajo la batuta de Adalberto Álvarez.

Mi momento decisivo lo alcanzo con Chapottín y sus Estrellas en 1973. Esa fue mi escuela sonera, mi guía musical, durante siete años de mi vida; de ahí recogí la sabiduría que se heredaba de Arsenio Rodríguez.

En 1980 se integra con la Orquesta Revé y La Rumbantela, pone de moda el jala jala. Después pasa a Los Chuquis, donde lo conoce Adalberto y lo lleva para el conjunto Son 14 en Santiago de Cuba. Con Adalberto viaja a México y Venezuela.

De 1982 a 1983, vuelve con la Revé, antes de la explosión de 1984, otra vez regresa con Adalberto en su nuevo grupo Adalberto y su Son. En el grupo comparte voces con otro sonero, Cizo Guanche. Esa fue la última etapa en que Adalberto mantiene ese son tradicional que le dio tanto éxito. En 1993, Adalberto quiere experimentar con soneros jóvenes a la manera de Valentín Larrondo, Aramis y Rojitas.

En ese mismo año de 1993 Baloy crea su propio grupo, Félix Baloy y su All Stars, para rescatar el cabaret Ali Bar, el rincón del Benny Moré. También se ha presentado en escenarios foráneos y cubanos desde 2002, manteniendo actuaciones fijas en el Café Taberna Benny Moré durante tres años.

A su vez, Guillermo Rubalcaba lo lleva a Colombia, hasta que llega el salvador: Juan de Marcos González con sus proyectos del Buena Vista Social Club.

Según Juan de Marcos: «Baloy tiene un carisma tremendo y un talento reconocido que nunca deja de motivar a cualquier público. Es sin lugar a duda una de las grandes figuras de la música cubana moderna».

Durante la próxima media docena de años, Baloy tocaba en conciertos llenos por todo el mundo junto con Juan de Marcos González y los Afro-Cuban All Stars, compartiendo el escenario con muchos de los veteranos del Buena Vista Social Club, incluyendo a Ibrahim Ferrer, Rubén González, Omara Portuondo y sus viejos amigos Raúl Planas y Pio Leyva.  También llegó a subirse al escenario como solista, acompañado incluso por la Orquesta Filarmónica de Croacia con la que ofreció un concierto en el 2010.

Cantantes compañeros en el proyecto incluyeron a Celina González y Omara Portuondo. Un año después, cuando Nick Gold y Ry Cooder se encontraban en La Habana grabando el disco ganador del Grammy Buena Vista Social Club, Gold grabó también el primer disco de los Afro-Cuban All Stars, dirigido por Juan de Marcos González. Aunque González fuera muy metido en el disco Buena Vista como director musical, los All Stars tenían un sonido muy distinto y la voz de Baloy volvió algo central en la visión del director para recapturar la energía y la emoción de la era de los grandes conjuntos. «Cuando tuve la oportunidad de realizar mi sueño de formar una banda que abarcara varias generaciones para pagar tributo a la edad de oro de la música cubana, sabía que el talento y la energía de Baloy eran indispensables para ese proyecto», recuerda Marcos.

Baloy considera que para ser sonero «hay que tener un estilo, una atmosfera, un ambiente, un timbre grande, adecuado, nasal, telúrico. Tener sentimiento y corazón. Saber expresar, cantar y decir. Ver como ejemplos a Benny, Faz, Cuní, Barroso».

Tumi Music y Félix Baloy

La asociación de Baloy con Tumi Music comenzó poco después, cuando conoció a Mo Fini, el fundador, en La Habana en 1995 y fue invitado a cantar con la Orquesta América en la colección de cuatro CDs de Tumi, titulada Las Leyendas de la Música Cubana.

En el 2000, apoyado por los Afro-Cuban All Stars y producido por Juan de Marcos González, Baloy fue vocalista principal en el disco de Tumi Records: Son de Baloy. En efecto, fue su primero disco como solista después de más de 40 años como cantante, en los cuales había hecho más de 20 discos bajo distintos directores musicales. Una colección brillante y seductora. Son de Baloy lo reveló como un artista magnífico en la plenitud de sus poderes, listo para ser estrella.

Un poquito de fe

Finalmente, en 2002, deja a Juan de Marcos para formar su propio conjunto: Félix Baloy y los Cuban Son All Stars. Un Poquito de Fe, es su primer disco auto producido encabezando su propio conjunto. Es otra colección memorable de son, como se espera de uno de los más grandes soneros cubanos –aunque Baloy demuestra también su versatilidad en el bolero magnífico de antaño. Su propio conjunto es aumentado en esta ocasión por actuaciones de invitados especiales, entre ellos varios viejos amigos del Buena Vista Social Club y los Afro-Cuban All Stars.

Ha esperado bastante para dirigir a su propio conjunto. Inmerso en las ricas tradiciones del son, Un Poquito de Fe es el resultado de toda una vida dedicada a la música cubana, la realización de una ambición muy anhelada y el comienzo de un nuevo capítulo en una carrera ya ilustre. Baloy tiene dos hijos cantantes soneros: William y Félix.

Baloy, como podemos comprobar, ha sido un cantante que tiene un recorrido intenso, a veces algo inestable; pero sigue cantando y luchando por el son.