Esencias sonoras de María Teresa Vera

María Teresa Vera

María Teresa Vera es una voz imprescindible en la historia del pentagrama nacional. Grabó cerca de doscientas canciones de diferentes estilos en sus 50 años de carrera, pero su repertorio tenía más de mil. Fue una cantante, compositora y guitarrista excepcional.

Nació en el poblado de Guanajay, en la actual provincia de Artemisa el seis de febrero de 1895. Desde pequeña gustaba frecuentar ambientes donde la trova era la mayor protagonista.

Alentada por el contexto musical inició sus pasos en el mundo de la canción con dieciséis años de edad y alentada por el trovador Manuel Corona poco tiempo después determinó incursionar en el arte de las cuerdas pulsadas.

La ejecución de la guitarra le dio a la diva la posibilidad de conformar un dúo de leyenda junto a Rafael Sequeira, conocido en la historia musical cubana como el dúo más representativo de la Vieja Trova.

A mediados de la década del veinte María Teresa Vera conoció a otro grande del pentagrama musical, Ignacio Piñeiro. Alentada por el músico, por sus productores musicales, y por la demanda  que tenían en ese periodo los sextetos de ese tipo, en 1926 fundó el Sexteto Occidente.

La agrupación marcó pautas en el universo sonoro cubano, por la calidad de sus composiciones y el alto nivel interpretativo. Contó, entre sus miembros, además de María Teresa, con Ignacio Piñeiro, en el contrabajo; Julio Torres, en el tres; Manuel Reinoso, en el bongó, y Paco Sánchez, en las maracas. Pero tuvo una vida efímera y de pocas grabaciones, a pesar de estar compuesto por figuras notorias.

No obstante, en su corto tiempo de existencia, desarrolló junto al Sexteto habanero, una forma peculiar de tocar el son, llamado por expertos “a lo habanero”, incluso fue de los primeros en definir sus características identitarias

A pesar de su reputación musical y amplias posibilidades dentro de nuestro pentagrama, María Teresa Vera, decidió alejarse del universo sonoro y emprendió el camino de la religión yoruba.

En 1936, reapareció de forma efímera en un programa de Radio Salas, con un cuarteto compuesto por Justa García, Dominica Verges y Lorenzo Hierrezuelo.

Un año después, Vera decidió conformar un dúo junto a Lorenzo Hierrezuelo, con el que permaneció veinticinco años  cosechando éxitos por Radio Cadena Suaritos, hasta la desaparición de la emisora

En 1945, el dueto regresó a los medios, al ser contratados por el Circuito CMQ, Actuaron en el programa «Cosas de ayer».

Su acople musical y empatía profesional de veintisiete años de trabajo en común, le permitió darse el lujo de ensayar en contadas ocasiones.

Aun así, las emisiones eran perfectas y en consecuencia seguidas por el público, que amaba a la trovadora por sus condiciones para la interpretación

En 1947, María Teresa Vera con Lorenzo Hierrezuelo, realizó una gira por México, y actuó en los centros nocturnos Los Tulipanes y el Motembo, de Mérida, en Yucatán.

Las actuaciones se reconocen como una de las más destacadas de la época, de un cubano en tierra azteca. A su regreso a Cuba se mantuvo, en emisoras radiales habaneras, programas de divulgación del cancionero cubano y a la par componía canciones, entre ellas Por qué me siento triste, No me sabes querer, y la icónica Veinte años, cuya música pertenece a Guillermina Aramburú

En 1961 tuvieron lugar las últimas presentaciones en público de María Teresa Vera, en el Cuarto Festival de Música Folklórica, Popular y Vernácula, y en el Primer y Segundo Festival de Música Típica Cubana.

En 1962 se alejó de manera definitiva de la actividad musical por problemas de enfermedad.

De la autora de la música de Veinte años, son múltiples y variadas las valoraciones, pero todos confluyen en sus elevados valores musicales.  De ella el también trovador Silvio Rodríguez dijo. «era sin vibrato, seca; tocaba las notas y sólo se prolongaba para ir de un tono a otro, lo cual le imprimía una gracia, o más bien un carácter, muy singular.

Y agregó: “Su emisión era aparentemente descuidada, natural, popular; incluso a veces se le rajaba la voz, pero sin desafinar. Siempre hacía variantes de las melodías originales, por lo que, en este sentido, también interpretaba creadoramente.».

María Teresa Vera es la autora de varios estilos de la cancionística que ella misma estrenó, además tocaba la guitarra segunda, con un vigor y precisión tan ensalzados, que resultaba ser la guitarra directora.

Se caracterizó por ser respetuosa con los demás y en retribución fue respetada y admirada por los públicos y los músicos, que vieron en ella acuciosa interpretación y profesionalidad.

María Teresa Vera fue amiga de renombrados compositores entre los que se encontraban Manuel Corona, Rosendo Ruiz, Patricio Ballagas y Graciano Gómez.

De Sindo Garay cantaba algunas canciones pues nunca interpretó temas del teatro lírico ni boleros que no fueran los tradicionales, pues prefirió no quebrar su línea estilística.

Diferenció los estilos: guaracha, rumba, clave, criolla, y canción.  Son, habanera, y bolero, aunque a todos puso su sello personal.  Murió en La Habana, el 17 de diciembre de 1965 aunque  su impronta permanece inamovible en el cancionero popular cubano.