¿Cómo va la música en Cuba?

música cubana

Un amigo me pregunta en el exterior ¿cómo anda la música cubana?, una tarea algo difícil en la que creo que no voy a tener mucho éxito. Si esa pregunta me la hicieran en la década de 1990, con el llamado “boom de la salsa o la timba”, a mí me hubiera sido más fácil.

En aquel entonces, las mejores bandas seguían un formato y, al menos un concepto de moda con una definición bastante fuerte. Ahora, las agrupaciones son incontables, los conceptos son diversos, no se mantienen una línea estable. Cada disco, cada concierto es diferente.

El compositor Cesar Portillo de la Luz consideraba que esta música actual no tenía “fisonomía”, padecía de un estable formato como el de las charangas en el danzón y el chachachá. Además, en esa etapa lejana, la industria obligaba a seguir la moda, las canciones exitosas. Todos iban al ritmo del chachachá. Hasta las grandes bandas (jazz band) asumieron instrumentos típicos de las charangas: güiro, paila, flauta. Y, asómbrese, hasta en el exterior la moda del ritmo cubano era la orden del día en los mejores salones de los Estados Unidos y de medio mundo.

¿Cómo definir un movimiento musical con estos elementos planteados?

Este siglo XXI auguraba una música distinta, ¡ya lo creo!, ritmos de diverso origen, de plena ruptura. El reggaetón rompió con una tradición de canto que existía en el mundo desde 1400 en la lejana Europa.

Nunca me he puesto, ni a favor, ni en contra de una nueva música; me comporto como lo hacía Alejo Carpentier, de observador, por el aquello de que “la juventud, puede equivocarse en lo que niegan, pero nunca en lo que afirman”. Por supuesto, ellos pueden negar, por desconocimiento, a Mozart y Beethoven; pero es bastante seguro que saben catar, apoyar la música de su tiempo. Además, pocos saben que, los ritmos iniciados sufren, como los virus, cambios (mutaciones) que van ajustándose hasta encontrar el camino del éxito. Así aconteció con el son y otros géneros musicales de Cuba.

Pocos entendían la esencia de ese reggaetón que no es más que una música de origen africano en su condición exacta, al menos en su ritmo (letras aparte). Lo que no viene de España, viene de África, al menos en estos países de América.

Este trauma musical del reggaetón ha hecho que el mundo de la música cambie todos sus parámetros. Ya la música nunca será igual. Pienso que algún día se ajustaran los llamados parámetros musicales, lógicamente, todo arte busca su equilibrio. Dice Leo Brouwer que todo regresa en forma de espiral.

Según estetas del mundo oriental, esos cambios en el arte y la cultura sufren “ziczac”, períodos de desvarió y de ajustes. Son las etapas de crisis por las que toda sociedad y época pasan obligatoriamente.

La fórmula más atinada es observar, analizar y sacar las conclusiones que puedas. Nunca lanzarse a dar opiniones que más adelante puedan servir en tu contra. En definitiva, ninguno de nosotros –los trabajadores y analistas de la música no somos jueces– como siempre decía el musicólogo santiaguero Danilo Orozco: “Nada de dedito paradito”, no somos Dios. Danilo, al igual que Olavo Alén, estudiaron en conservatorios de alto nivel en Alemania.

En la TV se difunde un programa titulado Cuerda viva, que preferentemente difunde a los cantantes y agrupaciones alternativas. Aunque a veces observamos charangas tradicionales, como la de José Loyola.

Cuerda viva es una especie de termómetro de esas agrupaciones, se supone que procedan de alguna empresa musical, otras no tengo idea a qué empresa pertenecen. Quizá sería bueno que las agrupaciones mencionen su empresa oficial que los representa.

Al igual que en Cuerda viva, en el programa Lucas, se difunden cantantes y grupos de las más diversas estéticas, a veces locas, a veces ingeniosas. Hay de todo como en la viña del Señor.

Muchos se preguntan ¿y quién sostiene a esos músicos que aparecen como la verdolaga? Yo soy de los que piensan que son mamá y papá que se encargan de ayudar, en alguna medida a esos iniciados.

Es cierto que en el mundo hay muchos artistas “espontáneos” que pueden lograr aciertos y éxitos; pero eso no es lo adecuado. En el mundo moderno las exigencias son muy fuertes y hay que entrar por el conducto de una industria musical organizada, con todas las condiciones requeridas.

Soy de los que piensan que, hoy día, los cantantes y agrupaciones deben contar con una empresa que los oriente y exija un concepto musical, una estrategia, un camino. Y que ese camino siempre los lleve a los géneros de la música cubana. Cada artista obedece al país en que nace y de nada sirve hacer una arte ingrato o extraño. Si un grupo de artistas no se deja guiar, si caminan como en el desierto, pueden desperdiciarse, pueden perder el rumbo o pueden estar perdiendo esfuerzos que podrían encauzarse muy bien.

La mayoría de los cantantes, músicos y agrupaciones después de la década de 1960, en el mundo, sabían hacia dónde debían ir. Por otra parte, en estos momentos, a consecuencia de la anterior pandemia, generadora de crisis mundiales agudas, ha traído como consecuencia una crisis económica descomunal y estremecedora. Incluso en potencias económicas como las de Europa:  Alemania, Reino Unido y Francia.

Esa crisis sobrecoge y, provoca que el turismo caiga al suelo y la música, en los tiempos modernos, depende mucho de la economía del turismo. Cuando no hay dinero, no se viaja. Hasta la meca turística de España, actualmente ha colapsado.

Por tanto, considero que este no es el mejor momento para la música en ninguna parte del mundo, y Cuba no es la excepción.

Una vez escribí en un importante periódico cubano que, quizá en el futuro, los cantantes, músicos y grupos musicales, tendrían que grabarse su propio disco, como lo hacía el cantante Ñico Membiela en la década de 1950 y luego los llevaba por las victrolas y las emisoras de radio.

También he dicho, en otros momentos, que los músicos en un futuro próximo tendrán que ir buscando, como en los viejos tiempos, el segundo oficio, ya de hecho sucede así. Los tiempos son otros y de la música no hay mucha gente en el mundo que pueda vivir. Ese es un paraíso que ya está desapareciendo en todas partes; son pocos los músicos que pueden vivir de la música en el mundo. Esa estabilidad laboral solamente la tienen músicos o cantantes virtuosos, muy renqueados, muy solicitados.

Músicos geniales, como los Matamoros y la Aragón, practicaban el doble oficio. Juan Formell iba con su contrabajo por los bares y cabaretuchos de la Playa de Marianao. Por esos cabaretuchos pasaron grandes de la música cubana, como Changuito, Tata Guiñes, Cesar Pedroso, Merceditas Valdés y una larga lista que hacen un capítulo de un diccionario.

Y del candelero mundial, ahí tienes a Frank Sinatra, en sus giras musicales, que tenía que comer, con su esposa Nancy, panes con cebolla, porque el mambo estaba duro en su etapa juvenil. Más adelante sabemos de Los Beatles que, debían buscar trabajo en una ciudad como Hamburgo, en Alemania.

¿Cómo está el mambo?

En Cuba las agrupaciones líderes siguen su curso, muchas de ellas sin sus líderes iniciales, sin ese capitán emblemático. Revé con el heredero Elito. Van Van con el hijo de Juan: Samuel Formell; Pupy y los que son son con su hija que administra la banda; Adalberto con su hijo pianista; NG La Banda de José Luis Cortes con su propio hijo pianista, así también otras agrupaciones.

De algunas de estas bandas no se puede decir mucho, porque las pocas presentaciones no pueden demostrar resultados fehacientes. De todas maneras, hay que confiar en la creatividad de la juventud; pero los resultados en algunos casos no se pueden ver tan fácilmente.

Por otras bandas van triunfando: Mikel Blanco, que se las arregla para tener contratos internacionales; Havana D´Primera, que está en la vanguardia de la música internacional, con  su lider Alexander Abreu, un  inteligente musico que ha sabido sacar partido a su herencia NG; Manolìn; Bamboleo mantiene su línea y Manolito Simonet está muy bien establecido con esa cubanía moderna y bailable; Yumurí sigue ahí; el Noro tiene su público, y hay una serie de nuevas bandas timberas que se llaman “La nueva timba” y tienen hasta su evento nacional.

De las mujeres, algunas agrupaciones se han afincado en otros países. Las Anacaonas siguen siendo la más establecidas. Las mujeres solistas, como Haila, ya está bien establecida; Mónica Mesa sigue en la salsa; Vania sigue ajustando su proyecto vocal (creo que debe dedicarse a la timba sabrosa que hizo con Bamboleo). Osdalgia se mantiene en el mundo de la canción, al igual que Ivette Cepeda y otras.

¿Cómo se percibe el futuro de la música?

No tenemos una bola para el futuro, las revoluciones musicales no se dan todos los días, la Camerata Florentina fue hace mucho tiempo en Europa; el fenómeno del pop musical fue una revolución ecuménica en la década de 1960, y el boom de la salsa o la timba cubana, al igual que el milagro del Buena Vista Social Club fue en los finales del siglo XX. En este siglo XXI el paisaje no es tan amable, las guerras no paran, ciudades enteras han desaparecido, mientras que las desigualdades agobian.  De todas maneras, la música nunca se ha detenido y, a veces, hasta en las grandes crisis estallan fenómenos milagrosos. Echemos manos a la calma y a la esperanza. De momentos peores la humanidad ha salido. ¡Que así sea!

NOTA:

Imagen de portada tomada de Magazine AM.PM