Más de 60 grabaciones fonográficas y alrededor de siete películas integran el curriculum de Benny Moré, el intérprete más completo de la música popular cubana.
El Benny mostró un dominio absoluto de los más diferentes estilos y modalidades. De él decía Bola de Nieve: «No he visto un título mejor que el de Bárbaro del Ritmo porque podía hacer todos los ritmos cubanos con el maravilloso timbre de su voz»
Miguelito Cuní, otro grande, no escatimaba elogios para Benny Moré: «Como sonero, excepcional, como rumbero, magnífico, como improvisador, ¡genial! »
Bartolomé Maximiliano nació en Santa Isabel de las Lajas el 24 de agosto de 1919. Contaba su madre que desde chiquito le gustó la música pero nadie pudo imaginar su grandeza futura.
En su infancia y adolescencia Bartolomé Maximiliano se impregnó de las esencias melódicas de procedencia africana y campesina en su pueblo. Actuó con un trío local, Avance, y dio serenatas mientras los amigos le decían: “Tienes que ir a la Habana si quieres ser alguien”. Y a la capital se fue, con nombre cambiado, una guitarra destartalada y un saco azul casi invisible. También con cuarto grado de instrucción primaria, experiencia laboral como peón agrícola, repartidor de comida en cantinas, carretillero y promotor de ventas de frutas y viandas.
Al llegar a la capital en la zona del puerto un mulato desgarbado cantaba a cambio de unas monedas. Comenzaba la década del40 del siglo pasado. Unos años después la situación cambió. Lo escuchó Miguel Matamoros y lo incorporó a su conjunto. Como voz prima el Benny conoció el éxito en México.
Cumplido el contrato el conjunto regresó a Cuba pero el joven quiso probar fortuna y gestionó su permanencia en ese país. Así integró con Lalo Montané el llamado dúo fantasma o tropical.
El gerente de la RCA Víctor mejicana facilitó a Benny grabar diferentes discos pero el éxito mayor le llegó con la orquesta de Dámaso Pérez Prado. Surgieron “Ensalada de mambo”, “Pachito eché”, “Mucho corazón y “Bonito y sabroso”.
Benny Moré se reconocía desde entonces como el intérprete vocal más completo de la música cubana sin olvidar los valores extraordinarios de otras grandes figuras. Convirtió el timbre nasal de su voz en una especie de resorte emotivo. Utilizaba este recurso de gran efectividad en el ataque y la conclusión de determinadas frases musicales, y proyectaba su voz de una forma muy personal, desde el registro medio hasta los planos más agudos.
Así transitó el Benny según el sentido del texto: era satírico, burlón, dicharachero, arrullador, alegre o triste. Pocos como él han sabido escoger el repertorio musical. Además de sus obras, tenía alrededor de 60 autores nacionales y extranjeros.
Lo mismo cantaba solo que a dúo y tan importante como su forma de cantar era el baile. No respondía a una rutina aprendida. El Bárbaro del Ritmo improvisaba en la pista.
Benny Moré fue un hombre definido en el arte y en la vida. Su pueblo se vio reflejado en él. Lo respetaba y quería. Impuso sus valores de una forma limpia y transparente, nunca a costa de los demás.
En una ocasión Benny Moré se rehusó a cantar en un cabaret porque por racismo no dejaban entrar al compositor José Antonio Méndez. En otra oportunidad lo encarcelaron por herir en la cabeza a un empresario venezolano que no quería pagarle a sus músicos.
Hasta las grabaciones le costaban a Benny. Lo que pagaba la RCA Víctor no alcanzaba para dar de comer a la cantidad de músicos de la orquesta del Bárbaro del Ritmo. Él ponía de su bolsillo.
Cierto es que Benny Moré tuvo sombras, más bien una: la bebida. Sin embargo nunca faltó a sus compromisos. Y como los agradecidos hablan de la luz nos quedamos con la música, esa herencia inmortal del más bárbaro de nuestros intérpretes.
Bartolomé Maximiliano Moré dejó de existir el 19 de febrero de 1963. Tras su muerte hubo una espontánea manifestación de duelo nacional en todo el país. Personalidades cubanas y extranjeras mostraron su dolor. Moría uno de los grandes artistas, un revolucionario de la cultura.
Para Rosendo Ruiz Quevedo «Benny fue uno de esos casos que con una instrucción harto precaria frente a todas las adversidades, socialmente integrado al sector de los marginados y discriminados, logró en pocos años alcanzar el triunfo no sólo como cantante sino también dictando sus orquestaciones y dirigiendo su orquesta: No leyendo la partitura en un atril, sino sintiéndola en el corazón»
Nicolás Guillén, poeta nacional, dijo en febrero de 1963: «Así nace ahora de su muerte como para no morir más, el hombre a quien toda Cuba ha llorado con lágrimas que mojan, pero cuya voz suena como nunca, sin parar ni apagarse en el aire nuestro de cada día: Benny Moré»