Nene Álvarez, hijo legítimo del son cubano

nene alvarez

Sonriente, afable, criollísimo, son atributos distintivos de Enrique Álvarez, el camagüeyano que permanece en el recuerdo de su pueblo como ícono del son cubano.

Noventa años le permitieron al carismático artista, no solo ganarse el familiar apelativo de Nene, por el cual fuera conocido dentro y fuera de fronteras, también fundar una estirpe de músicos de gran arraigo popular.

El virtuosismo de este consagrado sonero se extendió a través de sus lazos sanguíneos, sobre todo, en la figura de su hijo Adalberto Álvarez, sin dudas, de lo más valioso del pentagrama nacional de todos los tiempos.

Y no menos entrañable resulta la imagen de Nene Álvarez al frente del Conjunto Soneros de Camacho. Desde que asumió su dirección en 1983, denominó así a la orquesta en la cual se mantuvo como voz líder hasta el último aliento, la misma que creara Armelio Betancourt Kaiser medio siglo antes.

Sus músicos continúan el legado que les inculcara de amor y respeto a las mejores tradiciones de nuestro arte sonoro, fundamentalmente, al público, como principal crítico en cada actuación.

La historia de Nene Álvarez y Los Soneros de Camacho está recogida en varios fonogramas, que atesoran las melodías con las cuales se dieron a conocer en escenarios de la isla y de otras latitudes, así como en eventos de gran notoriedad, entre ellos, el Cubadisco.

Sin embargo, pensar en este inmenso camagüeyano, que falleciera el 7 de febrero de 2017, siempre estará asociado a su sencillez, apego al terruño y una peña habitual en la Casa de la Trova Patricio Ballagas, en la ciudad de los tinajones, en el centro del país, donde nació y vivió hasta el fin de sus días.