Lino Borges, una vida para el bolero

Lino Borges

El privilegio de su voz melodiosa, como pocas, convirtió a un adolescente campesino en ídolo para su pequeño poblado al sur de La Habana y en promesa del cancionero universal hacia mediados del siglo anterior.

No necesitó grandes tesituras para convencer y entre el bregar de la tierra, además de sus jornadas como pescador, creció la fama de quien todos conocemos como Lino Borges.

La patria chica de Batabanó lo sigue adorando a dos decenios de su deceso, tanto como la nación cubana y aquel otro país que cayó rendido a sus pies: Venezuela.

En sus labores rurales había momentos para recesar e interpretar temas a quienes lo rodeaban. No precisó de importantes maestros quien poseía talento natural y elegancia. Severo Alberto Borges Abreu nació para cantar.

Muy pronto comenzó la carrera musical junto a varias agrupaciones hasta integrar por veinte años el conjunto Saratoga. Con el mismo obtuvo gran popularidad y el nombre artístico que lo identifica en el ámbito sonoro.

Hechizaba su timbre vocal. Sin embargo, un hecho fue hito en su trayectoria. Lo consagró para siempre la grabación del título ʺVida consentidaʺ, del venezolano Homero Parra, con los arreglos de Joaquín Mendivel, quien lo llevó de vals a bolero.

El mundo entero lo acogió como exquisito cantante, mientras sus presentaciones no faltaron en esta Isla, donde falleció en La Habana a los 71 años de edad. No obstante, su apego al terruño, hizo del natal Batabanó también la última morada.

La constelación de grandes boleristas criollos tiene un fulgor único con Lino Borges, considerado la voz romántica de Cuba.

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