Leyanis Valdés: De la herencia artística al talento innato

Leyanis Valdés

Me acerco al jazz en estos días cuando la ciudad necesita nuevamente de música. Me acerco tanto, que entre búsqueda y búsqueda por redes sociales y las opciones del Canal Clave, me encuentro con la pianista Leyanis Valdés en un concierto que realizara para la serie Estamos Contigo a finales del año pasado.

El escenario del teatro Avenida se vistió de intimidad. Sumó durante los 13 minutos de la presentación a varios de los universos que se contemplan en el imaginario sonoro de esta músico: raíces, tradición, fuerza femenina, unión, hermandad y coraza musical. Entre ʺÁlgebraʺ, ʺAguas de rio, aguas de la vidaʺ y ʺConcierto para una mujerʺ confluyeron las historias, esas que, según la propia compositora, son fruto de sus vivencias en casa durante estos casi dos años de confinamiento a causa de la Covid-19.

Leyanis viene —durante su carrera— compartiendo escenarios con grandes músicos de Cuba y el mundo. En esta ocasión es de su hermano Jesse Valdés (drums) de quien se acompaña, junto al bajista José Raúl Machado, para conformar el típico trio de jazz que siempre funciona muy bien tímbrica y efectistamente hablando.

La herencia pianística que perdura en su familia —primero con su abuelo Bebo Valdés, y hoy día con el trabajo de su padre Chucho Valdés, muy activo en los escenarios del mundo— se ha forjado durante años y ha servido de base sólida en su formación como músico e instrumentista.

Sus temas tienen una mezcla de latin jazz con música cubana y pianismo clásico. Además, su técnica refinada y musicalidad innata rejuegan con parámetros melódicos, armónicos y rítmicos a tal punto de crear una atmósfera ambiental muy relajante y ancestral. Me recuerda mucho a la música del bajista Avishai Cohen, a ese jazz que se nutre de improvisaciones momentáneas basadas no tanto en la dificultad y virtuosismo de las progresiones, sino más bien en la lógica armónica que encuentra melodías bellas en cada motivo y frase creada.

Va muy cubana ella, con sus pies descalzos pedaleando efectos de peso en un piano del que solo nacen fantasías. Faltó tiempo de disfrute del concierto, faltaron más obras para escuchar. De igual forma gracias por la música, gracias por el jazz.

NOTA EDITORIAL:

Este texto, de la periodista Meily Téllez, apareció publicado en Cubarte, el 6 de enero de 2022.