In memoriam. Diálogo antológico entre Sindo Garay y Agustín Lara

Sindo Garay y Agustín Lara

Por:  Leonardo Depestre Catony / Foto: Tomada de internet

El compositor mexicano Agustín Lara visitó varias veces Cuba. Más que visitas, las suyas fueron estancias de trabajo que aprovechó para cumplimentar contratos. Era el más famoso y popular de los compositores foráneos, se le quería mucho en la Isla y él reciprocaba con una amistad que tenía también algo de familiar.

Antológica para la historiografía de la música cubana resultó la conversación sostenida en el restaurante La Bodeguita del Medio, de la calle Empedrado, por Agustín Lara y el trovador cubano Sindo Garay, una tarde de junio de 1952. Entre copas y saladitos, los dos amigos debatieron acerca de la paternidad del bolero y el periodista Guillermo Villarronda del diario Alerta, en su edición del 27 de junio de 1952 y en primera página, lo recogía para los lectores. Villarronda, moderador del debate, es quien pregunta a Lara:

—Cuentan que usted ha dicho que el bolero no es cubano, sino mexicano, y que a usted se debe su actual importancia, ¿cierto?

—El bolero, según tengo entendido, es, en cierto modo, español y también en cierto modo, cubano, asevera Lara.

El legendario Sindo Garay, con espejuelos de gruesos cristales y más de ochenta años bien sobrellevados, salta iracundo:

—Es un disparate llamar español a lo que es de Cuba, y de Oriente.

Lara acota entonces:

—Nosotros los mexicanos le hemos dado un nuevo sentido a ese señor llamado Bolero. En México se viste un ropaje distinto, aunque no podemos negar su condición étnica.

—¿De modo que usted admite entonces que el bolero rítmico tiene su raíz en el nuestro?, le lanza el periodista a Lara como si se tratara de un par de banderillas.

—Lo dije ayer, lo ratifico hoy y lo repetiré mañana, responde don Agustín.

Sindo, que se ha mantenido expectante, prorrumpe satisfecho en una incontenible exclamación:

—¡Usted no podía faltar a la verdad, querido! ¡Lo felicito!

Y con una nueva ronda para todos sellan el debate en fraternal pacto.

Han transcurrido más de setenta años de aquel encuentro y de aquellas palabras, y creemos (no podemos asegurarlo), que de entonces acá no han vuelto a ser reproducidas.

De la estancia habanera de quien ha sido sobrenombrado El flaco de oro, en el verano de 1952 se recuerdan sus interpretaciones al piano y su conducción de la orquesta de violines acompañante en el espectáculo del cabaret Montmartre de la calle O en El Vedado, donde después abriera el restaurante Moscú.

Aparte de centenares de miles de admiradores de sus melodías, Agustín Lara cosechó en Cuba la amistad de gentes de pueblo y de prominentes figuras de la cultura. Además, la presencia cubana en su música es patente en varias composiciones: “La cumbancha”, con la cual rinde homenaje a la percusión cubana; la clave “Noche criolla”, la canción “Sueño guajiro”; el danzonete “Pobre de mí”, por citar algunos ejemplos.

Yolanda Santacruz, una de las últimas musas del maestro, ofrecería en 1991 para las páginas del diario Granma, este comentario concluyente:

«Adoraba a Cuba y por eso veníamos de paseo. La primera vez fue en 1951… Era amigo de Portocarrero y admiraba a Guillén. Le tenía mucho cariño a este país, de ahí sus canciones dedicadas a Cuba. Pienso que algún día se enamoró aquí».

Es tal la huella de Agustín Lara entre los cubanos que hemos decidido tenerlo aquí para siempre en el monumento erigido a su memoria en la muy soleada y marinera Avenida del Puerto esquina a la calle Jesús María.

Sucede con el bolero, y es nuestra opinión personal, lo mismo que con el mambo. El primer bolero del cual se tenga noticias lo compuso el santiaguero Pepe Sánchez y llevó por título “Tristeza”. Ahí comenzó el largo y fecundo recorrido del género. En cuanto al mambo, nadie discute su paternidad al compositor matancero Dámaso Pérez Prado. Pero si hemos de ser veraces, sentimos que en la hermana y vecina nación mexicana tuvo y mantiene este una mayor vigencia que en Cuba. ¿Será que acaso tenemos tantos géneros musicales como para “estar regándolos”? Debemos cuidar ese detalle, aunque los nexos musicales y de toda índole con el hermano país del águila azteca son tan estrechos que no vamos a discutir al respecto. Vale.

Fuente: La Jiribilla

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