A sus casi 95 años de edad, se encuentra lúcido Agustín Díaz Cartaya (La Habana, 1929) uno de los asaltantes al Cuartel Moncada que ha pasado a la posteridad por la responsabilidad de componer el “Himno del 26 de julio”, a solicitud del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz.
Hoy compartimos el testimonio que nos ofreciera en el año 2011: «Después de las últimas prácticas de tiro que sostuvimos en una de las fincas, en Madruga, al terminar la práctica, Fidel se me acerca y me dice que tenía que hacer un himno para el Movimiento», señaló Díaz Cartaya.
En el camino de regreso a su casa, el compositor fue trabajando en la memorización de la letra y música del Himno: «En casi 72 horas terminé lo que llamé: “La Marcha de la Libertad”».
Recuerda que cuando estaba preso en la Cárcel de Boniato, después de haber comenzado los juicios a los moncadistas, en la causa 37 del Tribunal de Urgencias en Santiago de Cuba, recibió una nota clandestina donde Fidel les decía a Haydée Santamaría y Melba Hernández que tenían que denunciar el acto tan deleznable de la dictadura de quererlo eliminar a través de la comida para descabezar el Movimiento.
A Díaz Cartaya, el líder histórico de la Revolución le solicitó que cambiara la tercera estrofa del Himno y que denunciara la masacre que se había cometido con sus hermanos que habían sido detenidos vivos, entre ellos José Luis Tasende que, más tarde apareció en la prensa como muerto en combate.
Originalmente la estrofa decía: La sangre que en Oriente se derramó. Después del 1ro de enero de 1959 es que finalmente la letra quedó como se conoce en la actualidad: La sangre que en Cuba se derramó, advirtió el cantante Gilberto Aldanás (1926-2021).
«La idea de Fidel, después de modificada la letra, era convertirla en un arma cívica para el Movimiento. Tuvo un efecto tan grande que hasta los presos comunes se aprendieron el “Himno del 26 de Julio” y lo cantaban conjuntamente con nosotros», resumió Díaz Cartaya.
Una tarja –que fuera develada hace unos años en el vestíbulo de la emisora Radio Cadena Habana– da fe de que el 15 de febrero de 1957, el músico y compositor Carlos Faxas (1921-2014) grabó con su grupo, de manera clandestina, en los estudios de San José #104, en Centro Habana, la Marcha de la autoría de Díaz Cartaya.
En ese hecho histórico participaron no solo Faxas, quien pertenecía al Grupo de Acción y Sabotaje, en la localidad habanera de Guanabacoa, sino también el cantante Aldanás. Precisamente Faustino Pérez, al frente del Movimiento 26 de Julio en la capital cubana, fue quien le dio la orientación a Faxas de que grabara el Himno.
Francisco Vilalta (fallecido en 2014) quien se desempeñaba como operador de audio, musicalizador y efectista en la emisora Cadena Habana, recibió la orientación de Antonio García de grabar el Himno con el Cuarteto de Faxas.
Según nos contó Vilalta en el año 2011, para asumir esa tarea tuvo que hacer una copia de la llave del departamento de grabaciones que estaba detrás de la consola de los operadores. En la grabación se incluyeron además las voces femeninas de Xonia Aragón y Virginia Fundora (tal como se puede ver en la placa original).
Debido a la represión de la dictadura batistiana Faxas y Vilalta tuvieron que partir al exilio y desde allí continuaron recaudando fondos para el Movimiento 26 de Julio. Ambos regresaron a Cuba luego de la huida del tirano Fulgencio Batista.
Cada 15 de febrero, después del Triunfo de la Revolución, los protagonistas de este hecho se reunían para celebrar el considerado como suceso histórico más importante de la clandestinidad, acaecido en el territorio de Centro Habana.
Sirvan estas líneas de recordación como homenaje a quienes expusieron sus vidas porque la planta radial donde se grabó el Himno pertenecía a Batista, su esposa estaba en el edificio y ellos tuvieron la valentía de asumir la grabación para que la “Marcha del 26 de Julio” llegara a la Sierra Maestra y al mundo entero.