Del jazz y la Revolución

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Con cada nueva edición del Festival Internacional Jazz Plaza reafirmo la certeza de que un evento de este alcance y calidad, en una nación del Tercer Mundo, no sería posible si no existiera una Revolución como la nuestra.

Vale recordar que en los primeros años del Gobierno revolucionario coexistió cierta suspicacia en algunas autoridades culturales, quienes consideraban al jazz como “música imperialista”, y aunque lo intentaron no pudieron detener el desarrollo de un género musical que ya tenía mucho arraigo en los músicos del patio y en un sector apreciable de la población.

En la práctica el jazz y su vertiente criolla, el jazz latino o afrocubano, se favorecieron en buena medida con la política cultural emprendida por la Revolución en el poder. La génesis del Jazz Plaza tuvo lugar en una Casa de Cultura, de las tantas que hoy funcionan a todo lo largo y ancho de nuestra geografía, nacidas de aquella idea de Fidel de masificar y acercar la cultura a todo nuestro pueblo. Como es bien conocido, Bobby Carcassés (Premio Nacional de Música 2012), en 1979 organizó una serie de conciertos en la Casa de la Cultura de Plaza de la Revolución, los cuales serían el preludio del evento, que primero fue muy local, luego nacional, para más tarde llegar a ser internacional, y que tuvo su primera convocatoria en 1980.

En la actualidad el Jazz Plaza es animado, fundamentalmente, por jóvenes músicos cubanos de una extraordinaria calidad, demostrada en los más disímiles escenarios del mundo; me refiero a instrumentistas de la talla de Roberto Fonseca, Dayramir González, Gastón Joya, Orlando Valle (Maraca), César López, Harold López-Nussa, por solo mencionar algunos de ellos; que no solo prestigian el evento, sino que lo han convertido en uno de los más apreciados a escala global, de ahí que otros distinguidos jazzistas de Norteamérica, y otras partes del mundo, consideren significativa su participación en la edición cubana.

Esos músicos que he mencionado —junto a muchos más—, joyas indiscutibles del pentagrama nacional, fueron formados en las escuelas de música creadas por la Revolución; esas que, a pesar de bloqueos y carencias, siguen graduando músicos todos los años.

Sobre el impacto de las escuelas de música para la cultura nacional es necesario detenerse para profundizar. Este tipo de enseñanza es actualmente una de las más costosas en el mundo. Según cifras divulgadas por un sitio digital europeo, ronda los 65 mil euros por educando solamente la enseñanza media, sin contar costos del instrumento, mantenimiento, audiciones y pruebas, por lo que los pobres no pueden acceder a ella; pero en Cuba es un privilegio que da la Revolución, y como política, desde cualquier rincón un niño, si cumple los requisitos técnicos, tiene derecho a matricular gratuitamente en una escuela de música.

Todavía recuerdo las palabras de César López, en ocasión de la entrega de la distinción Por la Cultura Nacional a un grupo de artistas en la base del monumento a José Martí en la Plaza de la Revolución: “Somos agradecidos”, fue la expresión que, parafraseando la canción de Raúl Torres, utilizó como cierre a las palabras de agradecimiento en nombre de los condecorados. En ellas recordó cómo la Revolución y el programa cultural impulsado por el Comandante en Jefe Fidel Castro, hizo realidad las vocaciones artísticas de quienes merecieron aquella distinción.

Por otra parte, no me queda la menor duda que si algún evento cultural internacional hoy contribuye a romper el bloqueo que nos impone el vecino del Norte, es precisamente el Jazz Plaza. Lo aseguró el presidente del Comité Organizador, Víctor Rodríguez, en la conferencia de prensa realizada en el Hotel Nacional de Cuba para anunciar la edición del 2020, cuando reveló la presencia de una importante delegación de músicos norteamericanos para integrarse al programa, a pesar de las presiones del Gobierno norteamericano; presencia que se espera para la jornada que ya se acerca.

Sin duda, el Festival Internacional Jazz Plaza, que además favorece muchísimo la sostenida tarea contra la incultura y el mal gusto, será una oportunidad única para disfrutar de la maestría de nuestros músicos —algunos de los cuales residen en otros países—, quienes se han preparado para ofrecer espectáculos de excelencia para su pueblo.

Acompañémoslos en cada uno de los espacios, desde Santiago hasta La Habana.

En el siguiente video el making off de “Madre Oshún“, el tema musical de Roberto Fonseca que acompaña al Jazz Plaza 2023: