Ay, la vida no es igual sin Santi

santiago

«Apasionado, mordaz y lúcido» fue Santiago Feliú (La Habana, 29 de marzo de 1962—12 de febrero de 2014​), dueño de un lugar destacado en nuestra cancionística contemporánea. El trovador creció en un ambiente musical en el que tanto su padre, como su hermano Vicente, hacían canciones, y esa habilidad también la tenía el autor de “Para Bárbara” al legarnos éste y otros clásicos en el repertorio de la Nueva Trova.

Al Santi las canciones le nacían de súbita inspiración, aunque contaba con el oficio necesario para resolver los inconvenientes que demoraran el proceso creativo. Integró la llamada “generación de los topos”, surgida en los años ochenta e inspirada en el ingenio creador de Silvio Rodríguez y Pablo Milanés.

Los nuevos trovadores asumieron la canción de una manera parecida a sus antecesores, aunque con algunas diferencias, entre ellas, una mayor cercanía a las corrientes del rock y la fusión de géneros y para lograrlo recurrieron a formatos instrumentales más grandes a la hora de interpretar sus canciones, aunque no por eso renunciaron a la guitarra. Aún así, en la letra de sus temas prevalecen lo crítico, lo reflexivo, lo citadino y el amor; siempre presentes en la canción de la Nueva Trova Cubana.

«Existencialista; filosofando en su intenso y peculiar guitarreo, entre el flamenco y el rock argentino…». Así fue también, quien sumó a sus dotes de compositor una manera muy peculiar de tocar la guitarra al hacerlo a la zurda y por partida doble. Es decir, tocaba el instrumento con la mano izquierda, pero formaba las notas y acordes con la derecha. Sin embargo, no cambiaba el orden de las cuerdas, porque las dejaba a la derecha.

Algunos aseguran que han visto otros guitarristas tocar de esa forma, sin embargo, pocos lo hacían con su maestría y es que, especialistas afirman que su manera de tocar la guitarra generaba algunos timbres especiales y un sentimiento armónico que marcó sus creaciones.  Así lo apreciamos en su discografía, encabezada por Vida, iniciador de un viaje lleno de lirismo, de soledad y de utopías presentes en sus fonogramas posteriores. Trovadores, Para mañana, Ansias del alba y Náuseas de fin de siglo, se cuentan entre ellos, al igual que Futuro inmediato, Sin Julieta y Ay, la vida, el último que nos legara este grande de la Nueva Trova.

Santiago Feliú materializó su última producción discográfica, Ay, la vida, con el respaldo del sello Colibrí y con ella estuvo nominado al Cubadisco 2012 en los apartados de Trova y Grabación. Fue en este último que se llevó el lauro el CD, para reconocer en especial el desempeño de Giraldo García.

Más allá del premio, éste fue un álbum que no por esperado, dejó de sorprendernos, al llenar los requisitos más exigentes. En opinión de la crítica, el disco sobresalió por sus «excelentes arreglos musicales, la personalísima poética de sus textos y una soberbia interpretación a la que ya deberíamos estar acostumbrados».

El propio Santiago calificó al fonograma como «un canto al desamor y a mí mismo», presente en temas como “Sin tanta soledad”, una especie de autorretrato del cantautor. También sobresale la pieza que da título al disco, en la cual se mezcla el amor, la soledad y las añoranzas por un mundo mejor. Otros temas reunidos aquí son: “Lo que nunca jamás” y “La distancia llega”, dos invitaciones a reflexionar sobre las relaciones de pareja en el mundo actual.  En Ay, la vida está la filosofía de la existencia defendida por Santiago Feliú, mientras que musicalmente lo reafirmó dentro de la trova con influencias del rock.

Un trovador que «explota en escena, estratosférico, a veces algo impaciente, eléctrico…».  Así definieron a quien llevó sus canciones a diferentes escenarios internacionales, sobre todo de España y América Latina. El menor de los hermanos Feliú se presentó en Nicaragua, Ecuador, México, Venezuela, Uruguay, Colombia y fundamentalmente Argentina, que llegó a considerar su segunda casa. Aunque prefería los teatros a los grandes estadios, en estos últimos también dejó oír su voz en múltiples oportunidades.

Con su guitarra a modo de amuleto y el pelo largo que siempre lo acompañó, defendió el criterio de salir a escena como mismo lo hacía a la calle. Se autodefinió como «la trova del rock and roll», porque en su obra realzaba el desenfado de las letras con la dureza de su veta rockera. Con el tiempo se volvió más cuidadoso en los arreglos y más virtuoso en el empleo de la guitarra y de otros instrumentos, como el piano y la armónica. Sin embargo, siempre resultó muy estable en cuanto a los tópicos tratados en las canciones y la fuerza de sus textos.

El amor y el desamor, la muerte, el sentido de la vida, la revolución, la patria y el no a la guerra, fueron los temas más recurrentes en la obra de Santiago Feliú. El trovador decía con las palabras, y sus acordes también emanaron llenos de ternura. Escuchar su música es disfrutar de poesía.

Nueve años después de su partida física le recordamos en Radio Cadena Habana con este video, en el cual interpreta junto a Gunila el tema ʺVidaʺ, uno de sus más conocidos: