Diálogo con Pello el Afrokán

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Durante muchos años estuve observando la trayectoria musical de Pedro Izquierdo, Pello el Afrokán (La Habana, 7 de enero de 1933—11 de septiembre de 2000). No era una personalidad fácil, había pasado por muchos triunfos y desaciertos, como casi siempre sucede.

En la última etapa había que pagarle la entrevista; pero los periodistas saben el truco para sacarles las palabras a los interlocutores. Voy a exponer, a la distancia de sesenta años del nuevo ritmo mozambique, vidas y milagros de esa nueva música que resultó un suceso musical en esa década de 1960.

¿Cómo cataloga el Pello el triunfo del mozambique?

A eso yo le llamo el “potaje musical”, pues yo vengo de 1933, tiempos difíciles para los músicos, tocábamos por placer, en principio y, cuando podíamos, sacábamos alguna plata, porque el mambo estaba duro. Con decirte que tuve que trabajar de estibador en el puerto. Yo era de esa zona del barrio caliente de Jesús María. No le teníamos miedo a nada, había que ser duro.

¿Cómo fue aprendiendo el oficio de la percusión?

En los inicios del siglo XX, todavía teníamos cerca la herencia de los esclavos africanos ahí mismo. Soy nieto de una negra mandinga y un abuelo llamado Curro Manuel Palacios. Somos de sangre africana. Mi padre, Roberto Izquierdo Morales, fue uno de los primeros percusionistas de la orquesta de Belisario López. Los tambores eran parte de nuestra vida y nuestra cultura, no había nada más. ¿Qué te puede dar un esclavo sino su música traída de África y desarrollada aquí en las plantaciones cañeras?

¿Pero hubo maestros, guías?

Ahí estaban maestros como Jesús Pérez y Trinidad Torregosa. Además, soy primo de Mongo Santamaría y en mi casa visitaban reyes de la percusión, todos somos una familia, nos ayudábamos mucho, como en la etapa de la colonia, para sobrevivir.

¿Cómo fue saliendo adelante?

Como decía Juana Bacallao: comiendo candela. Comienzo haciendo jingles comerciales, y en 1959, gracias a los cambios sociales, fundo mi propia agrupación, con la cual me presentaba en centros nocturnos. En 1962 me convocan para impartir clases de percusión a los primeros Instructores de Arte de Cuba.

¿Vamos al estreno del mozambique?

El mozambique fue estrenado en la televisión en el verano de 1963, en el programa Ritmo de Juventud, y prendió rápidamente en la juventud de la Universidad de La Habana y en la comparsa de la Feu que desfiló en los tremendos carnavales con la carroza de la Construcción.  Eso fue lo más grandes que haya sucedido en los carnavales de La Habana y de Cuba. O ¿usted no ha visto esos kinescopios de los carnavales de 1964 y 1965?

¿Quiso enfrentarse a la música electrónica de Los Beatles?

Los músicos cubanos tenían que hacer algo para enfrentar esa avalancha que se nos venía encima, no era para juego. Algo había que hacer. El mozambique no detuvo a Los Beatles, pero le hizo su resistencia. Desde luego, no olvidemos, son los herederos de África los que más han defendido el folclor nacional, nuestra identidad. Mucha gente en Cuba, venidos de España, quería ser más españoles que Don Quijote. Estudie la historia (risas). Fue la apoteosis, el ritmo que se enfrentó, por un tiempo, a la avalancha del pop electrónico de The Beatles con su galaxia eléctrica. Y su música de acero. Los cubanos pusieron tambores donde había baterías y hierros donde sonaba la guitarra eléctrica.

¿El arsenal de la percusión instrumentística cómo era?

Coloqué un set de 12 tambores, dos bombos, tres campanas, una sartén y tres trombones. Yo situaba 5 tumbadoras a las que hacía sonar como un piano. El ritmo mozambique es una fusión de estilos con un pasillo de baile, como caminar a tiempo, que después estilizó un coreógrafo profesional llamado Guanari Amoedo. Seleccioné algunas bailarinas diversas, para romper con las divisiones.

¿Qué paso con el mozambique en el mundo?

Anote: En 1979 estuvimos en el Festival Diáspora de Nueva York, los rascacielos de acero temblaron con el mozambique, puede decirlo. Los salseros se impresionaron, hasta uno de esos salseros Eddie Palmieri grabo “María Caracoles”, obra de Pio Leyva conmigo y ahí está para la historia. Siga anotando: En 1965 al Music Hall de Cuba lo contratan para toda Europa. Estuvimos en el teatro Olympia de París con Los Papines, Los Zafiros, Elena Burke, La Arango y pusimos a bailar a los francesitos y otros de Europa. Después seguimos para la Europa del Este, eso fue tremendo. También hemos hecho bailar a los japoneses en el país del Celeste Imperio. ¿Que más quieren? Anote periodista.

¿Y qué me dice del boom, de la salsa cubana, que no es más que el son?

Desde 1989 yo fui colaborando en el salón Rojo del Capri con una peña de música bailable salsera, como dicen ahora. Allí el grupo de Isaac Delgado se estrenó en 1991.  Además de eso, he ofrecido muchas clases de tambores a europeos, latinos y japoneses, a cientos de esos alumnos los he encaminado; incluso a muchos de ellos de bandas reconocidas como las japonesas.