Adriano Rodríguez, voz centenaria de esencial cubanía

Adriano Rodríguez

Adriano Rodríguez cumpliría cien años este 27 de septiembre y aunque falleció en 2015, su canto no se apagó aún. Poco antes el nonagenario artista había recibido el Premio Nacional de Música, que más que honra, fue justicia.

En ese tiempo pude conversar en su natal Guanabacoa con el magnífico intérprete, quien me reveló algunas historias de su extensa vida como cantante.

¿Cómo usted descubre su vocación por la música?

Yo me he pasado la vida hablando de Guanabacoa, donde nací y fue precisamente en un momento en que la música popular y folclórica empezaba a desarrollarse en Cuba. Cuando no sabía lo que era la música, la sentía muy dentro. Heredé la vocación familiar y gracias al sexteto Carmen de mi abuelo pude ejercitar desde muy niño. En cualquier lugar que iba cantaba sin parar.

¿Sus primeras actuaciones fueron en Guanabacoa?

Yo actuaba en mi pueblo, sin embargo, mi primera presentación oficial como solista fue en los baños de Cojímar con el sexteto Carmen de mi abuelo. Pero mi tierra siempre me dio la oportunidad de cantar, pues en esa época había muchas agrupaciones y me invitaban. Una de ellas, el sexteto San Francisco, de Alberto Zayas, me posibilitó participar en mi primera trasmisión cuando yo iba a cumplir doce años de edad. Este hombre, aunque era matancero, vino muy joven para Guanabacoa y creó muchos conjuntos, en los cuales yo actuaba.

¿Fue una suerte entonces para Adriano nacer y crecer en la villa de Guanabacoa?

Mira, nací en las calles San Antonio y San Joaquín, y muy pequeño me mudé al barrio la Asunción. En las fiestas de santos que hacían en aquel lugar yo cantaba. Y sí fue muy bueno lo que pasó en ese tiempo porque otros jóvenes querían darse a conocer y juntos actuábamos en los portales del Teatro Carral, uno de ellos fue Nelo Sosa.

¿Tiene usted preferencia por algún género musical, luego de haber hecho casi todos?

Recuerdo que en los años 40 teníamos una especie de peña en el parque de Guanabacoa. Los domingos por la noche nos reuníamos cantantes y el guitarrista Oney Cumbá. Yo en mis actuaciones lo mismo hacía coro, que segunda voz, hacía voz prima o era solista. Mi voz me permitía hacer muchas cosas y no tengo preferencias. Lo que necesito es cantar, siempre fui así.

¿Recuerda alguna vez que su voz le fallara?

Nunca tuve esa experiencia. Y te puedo decir que en 1959 estaba en México con la compañía de Luis Trápaga y un día que hubo una tormenta muy grande, me dio pulmonía. Estuve realmente cerca de la muerte. Cuando el médico me vio, me dijo que estaba muy grave y debía cuidarme. Y le respondí: doctor, yo podré estar muy grave, pero yo no vine aquí a morirme, vine a cantar. Y le dije: yo me muero en Cuba y me entierran en Guanabacoa. Quiero a mi Guanabacoa muchísimo.

Bello sentir. Adriano, le agradezco esta entrevista para Radio Cadena Habana y le deseo mucha salud para que no nos falte su voz por mucho tiempo.

Nota: A los dos años de esta entrevista, falleció en La Habana el nonagenario de exquisita voz, cuya versatilidad le prodigó grandes éxitos y su humildad lo llevó siempre a visitar su pueblo natal, donde no residía desde hacía tiempo. No obstante, como había deseado, fue en Guanabacoa donde los vecinos le dieron el hasta siempre en julio de 2015.