Felipe Dulzaides: Músico y maestro

Felipe Dulzaides

Felipe Dulzaides Badía. Pianista, arreglista y compositor, es muy mencionado constantemente entre los músicos cubanos. Fue un impulsor del jazz en Cuba, un aglutinador de instrumentistas jóvenes, como lo fue Bobby Carcassés.

Por el grupo de Felipe pasó una cantera de la cual salieron muchos intérpretes de altos valores. El maestro nació en La Habana, el 13 de marzo de 1917, el mismo año que Dámaso Pérez Prado y falleció el 22 de enero de 1991 cuando estallaba el boom de la salsa cubana.

Lo veía en sus últimos tiempos en los festivales internacionales del Jazz Plaza, pues fue uno de sus fundadores. Siempre se veía alto y gallardo, con mucha personalidad. Era proveniente de una familia de intelectuales: su madre, Josefina Badía, pianista y su hermana Fina García-Marruz Badía, relevante poeta y escritora.

En una de las entrevistas que le hice me hablaba con mucha pasión de sus preferencias musicales: «Al inicio admirada a Carmen Cavallaro, Eddie Duchin y Frankie Carle. Pero, me fui enriqueciendo y ya iba disfrutando de los pianistas Art Tatum y Nat King Cole que, además de una voz de gran crooner, era uno de los reconocidos pianistas de jazz de su tiempo».

También mencionaba mucho la influencia como intérprete y arreglista del pianista inglés George Shearing: «Quiero que sepas que lo vi tocar en Chicago, Estados Unidos. Me fascinó el timbre, su forma de tocar, la manera en que armonizaba, tocando detrás del ritmo, no junto a él. Sabes que lo que parece fácil, a veces no es tan sencillo».

Sobre su grupo, Los Armónicos, le atribuía su sello a ese timbre de Shearing. Utilizaba el piano al unisonó del vibráfono y guitarra y el vibráfono tocado por Rembert Egues, hijo del flautista Richard Egues.

Muchos no recuerdan que Dulzaides, en la década del 40, se trasladó para Matanzas, donde fundó el Grupo Bellamar, pero ya en 1948 regresa a La Habana y aquí hace suplencia en la orquesta del club Topeka, dirigida por Venerando Llovet.

El sonado grupo o cuarteto Llópiz-Dulzaides lo funda Felipe en 1948 y al otro año realiza una gira por América Latina y Estados Unidos. El cuarteto hacía una música muy asequible y constituyó uno de los primeros grupos que incursionó en el rock y pop, en el cual Felipe tocaba el piano y el acordeón. Humberto Manduley publica que Llópiz-Dulzaides llevaban la delantera en el rock and roll a lo cubano. Sus constantes giras al exterior permitieron que lograra más éxitos en el campo internacional que en Cuba. Se dice que en España el rock and roll llegó primero por la vía de los Llópiz-Dulzaides, tal como, a la inversa, ocurrió en la década de 1960 con el pop que llega a Cuba por la vía española.

En 1955 se separa de los Llópiz-Dulzaides y funda en 1956 Los Armónicos, integrado por Pablo Cano, guitarra; Doris de la Torre, cantante; Lucas de la Guardia, voz, y el argentino Luis Ortellano, trompeta. El repertorio fue extensísimo, muchos estándares y antologados de Cuba, como “Siboney” y la “Guajira guantanamera”.

Este grupo se presenta en varios de los cabarets más rutilantes de su tiempo: Sans-Souci, Montmartre, Salón Panorámico del Cabaret Tropicana, Hotel Comodoro y Hotel Nacional, así como en diversos programas televisivos de la época. El triunfo se debe, además de su profesionalidad, a la preferencia en esos tiempos de estos pequeños formatos que llamaban combos.

Se sabe que ese cuarteto es uno de los antecesores del boom de cuartetos que vendría en la década del 60. En sus inicios era un cuarteto vocal-instrumental, con el tiempo abandonó el formato vocal, se limitó a un solo cantante para finalmente convertirse en un grupo totalmente instrumental.

Los Armónicos alternaron con el baterista de jazz Philly Joe Jones, el cantante Matt Denis y los pianistas Frank Emilio y Bebo Valdés, entre otros.

En la década de los 60 Los Armónicos estuvieron compuestos por una nueva generación, convirtiéndose así en un grupo escuela hasta mediados de los 80 en que la carrera de Felipe se vio interrumpida debido a una enfermedad.

Estos nuevos Armónicos poseían un repertorio variado internacional que contaba con un gran éxito de audiencia joven. Ellos se presentaron regularmente en clubes nocturnos de La Habana y Varadero, entre los que podemos citar el Hotel Kawama, Internacional de Varadero y el Bar Elegante del Hotel Riviera. Es en esta etapa en la que Chucho Valdés se une a ellos.

En muchas ocasiones se realizaban descargas en las que participaron músicos cubanos y extranjeros, como el pianista Gonzalo Rubalcaba, el trompeta Jorge Varona, el flautista canadiense Moe Koffman y el baterista norteamericano Billy Cobham entre muchos otros.

Junto a Armando Romeu (padre), Gustavo Más, Luis Escalante, el guitarrista Isidro Pérez (Isito) y otros, fue uno de los primeros en cultivar el jazz en Cuba. Felipe se presentó como jurado en muchos festivales y eventos musicales.

En la etapa de 1980, cuando trabajaba junto a Leonardo Acosta, el musicólogo me contaba que:

…las cualidades como músico estaban en un oído musical asombroso y el intenso oficio, en el que, alcanzando un entrenamiento armónico, unidos a una memoria fenomenal y su capacidad para tocar en cualquier tono los números más complejos desde el punto de vista armónico, lo cual a su vez requiere un don complementario del que rara vez se habla: una facilidad innata para la modulación, requisito doblemente necesario para la improvisación jazzística. Su larga práctica pianística se basa en su propio método de aprendizaje, que no reside en los ejercicios usuales para adquirir técnica y velocidad, sino más bien en aprender los giros melódicos de cada pieza y luego poder armonizar cualquier obra a partir de la línea melódica. A Felipe le basta con escuchar una vez una melodía para repetirla, ya armonizada, y retenerla en la memoria (…).

Dentro de su repertorio internacional tenía temas de Monk, Parker, así como de Tom Jobim, John Lennon y Paul McCartney. La grandeza de este músico radicaba en su formación autodidacta, reconociendo él mismo que no leía mucha música.

Su discografía consta de 22 discos, los cuales no constituyen una muestra de su carrera como jazzista. Como arreglista, a finales de los 50, Dulzaides realizó arreglos para el famoso disco de La Lupe: Con el Diablo en el cuerpo, al igual que al bolerista Fernando Álvarez. Cubadisco, en el 2001, le otorga a Felipe por el disco Tabú, el Premio en Compilación.