Voz, musicalidad, sabrosura criolla, humor sui generis, identifican un sello irrepetible: Juana Bacallao.
El 26 de mayo de 1925 La Habana dio la bienvenida a una estrella de la escena en la Isla. Con la llegada al mundo de Neris Amelia Martínez Salazar, los centros nocturnos de su ciudad natal encontraron muy pronto un modo distinto de divertir al público.
En conversación con Lázaro Goderich Acosta, biógrafo de la inigualable artista que hoy cumpliría cien años de edad, conocimos diversas historias que ella le revelara.
Tras mucho tiempo de investigación en publicaciones y de conversación con personas cercanas a la simpática morena, el joven estudioso y escritor, prepara un libro para recopilar pormenores de la vida y obra de quien fuera apodada Juana Bacallao por su descubridor para el arte, el maestro Obdulio Morales. Con ese apelativo brilló con luz propia en cabarés de la mayor de las Antillas y de todo el orbe. La autenticidad de su presentación en cada espectáculo la convirtieron en vedette desde la década de los 50.
Sus viajes y temporadas en ciudades norteamericanas, como Nueva York y Las Vegas, el éxito de aquella mujer de piel oscura y singular modo de dirigirse a quienes la rodeaban, quedó en la memoria de todos, mientras la aplaudían con vehemencia y reían desmesuradamente.
Actuó junto a figuras destacadas de Cuba y de varias latitudes, entre ellos: Rita Montaner, Benny Moré, Nat King Cole, Bola de Nieve, Celeste Mendoza, Ninon Sevilla, Cantinflas, Rosita Fornés, Omara Portuondo, Rafaela Carrá, Chano Pozo y Elena Burque.
Su talento innato y su vida como huérfana y pobre, educada en colegio de monjas, luego doméstica, la enseñaron a soñar con imposibles y luchar hasta hacerlos realidad.
Trabajó en la escena hasta cerca de los 95 años. Con su grupo Tiembla Tierra, creado a inicios de este milenio, cerró las noches de espectáculos en instalaciones habaneras y allende los mares donde era muy aclamada.
La mayor show woman de esta isla musical falleció el 24 de febrero de 2024, a los 98 años de edad. Su histrionismo ejemplar, su humor punzante y criollísimo, su defensa de la música de su pueblo, la eternizan como Juana la cubana.