El 15 de julio de 1934 nació, en La Habana, Enriqueta Almanza Lanz, quién sobresalió por su labor como pianista acompañante. Su debut como profesional tuvo lugar en la emisora RHC Cadena Azul, en el año 1948. Ella también se destacó como compositora ya que creó música infantil y también para obras de teatro y ballet.
De 1955 a 1957, Almanza Lanz residió y se presentó con éxito en varios países de Europa, entre ellos España, Italia, Francia, Suiza y Alemania.
Un instante particularmente significativo de su carrera artística fue en 1965, cuando formó parte del denominado Music Hall de Cuba que se presentó con éxito en Francia, Polonia, Alemania y la entonces Unión Soviética.
Junto a Isolina Carrillo y Zenaida Romeu, formó la tríada de grandes mujeres pianistas que, desde los años 40, crearon estilos propios y forjaron sus nombres como notables instrumentistas, repertoristas, compositoras, arreglistas y pedagogas.
Todas ellas asumieron el pianismo de acompañamiento en la canción cubana, como elemento creativo de interacción imprescindible, no con resignación, sino en una defensa proactiva de ese rol.
Quizás sea ésta una de las nociones más consistentes y conocidas de la grandeza de Enriqueta, mucho más valorada por los músicos y cantantes con los que trabajó, así como por quienes pudieron verla en espacios donde cantante-pianista-público se retroalimentaban en la cercanía y complicidad de un concierto o una descarga.
La lista de cantantes a los que escoltó artísticamente incluye, desde Benny Moré, Merceditas Valdés, Esther Borja, Xiomara Alfaro, Rosita Fornés, Alina Sánchez, Luis Carbonell, hasta los argentinos Hugo del Carril y Leo Marini. Se recuerdan también sus actuaciones con Los Amigos, Los Papines, Omara Portuondo, y Celeste Mendoza.
Enriqueta Almanza falleció el 11 de agosto de 1996.
Fuente: La Demajagua