Zenaida Armenteros, reina del tambor y madre de la danza cubana

Zenaida Armenteros

Ha partido físicamente de este mundo la maestra Zenaida Armenteros, una de las grandes figuras de la danza folclórica cubana. Su nombre quedará inscrito en la memoria cultural de la Isla como sinónimo de entrega, raíz y autenticidad.

Nacida en La Habana en 1931, Zenaida —conocida con veneración como La Ayagba de Cuba— llevó desde niña en la sangre los cantos y ritmos heredados de la tradición afrocubana. En 1962 se integró al Conjunto Folklórico Nacional, donde desplegó su talento como bailarina, cantante y actriz, y muy pronto se convirtió en referente imprescindible de la escena.

Maestra rigurosa y generosa, formó a varias generaciones de artistas en la Facultad de Arte Danzario y en el Instituto Superior de Arte, sembrando en cada alumno el respeto por la raíz, la disciplina y la belleza de la danza popular en la mayor de las Antillas.

Su legado fue reconocido con altos galardones, entre ellos el Premio Nacional de Danza (2005), además de numerosas distinciones. Pero más allá de los lauros, Zenaida fue querida y respetada por su pueblo, que la admiró como una mujer de nobleza y sabiduría excepcionales.

Hoy, Cuba despide a una guardiana de la memoria cultural, una madre de la danza que supo transformar el escenario en altar, y cada movimiento en latido de identidad. Su arte y su espíritu seguirán vivos en quienes aprendieron de ella a bailar con el corazón.

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