El arte melódico atesora piezas que son hitos en la cultura de los pueblos y en Cuba la música tiene un vasto catálogo de temas memorables de diferentes géneros y autores.
Las postrimerías de la centuria XIX conocieron a un bardo santiaguero, cuya casa fue sede de una peña para tertulias de buena música criolla. Es así como el mundo supo de Pepe Sánchez, autor del considerado como primer bolero, el cual desde su creación en 1883 marcó un antes y un después para el pentagrama criollo.
“Me entristeces, mujer” fue su título definitivo, pues, al parecer, a la hora de su registro ya existía otra composición inscrita con el nombre de “Tristeza”, como quiso denominarla el compositor. A partir de esta canción fue reverenciado padre de la trova cubana y del bolero latinoamericano como género musical.
Pepe Sánchez se distinguió por la cubanía de sus textos y la singular cadencia que imprimió a cada pieza. Integró un movimiento trovadoresco con identidad nacional y con la obra “Tristeza” tomó el clásico bolero español y le hizo varias transformaciones genéricas y rítmicas, entre ellas, la inclusión del llamado “pasacalle”. Así surgió otro género muy diferente, el bolero cubano.
La nostalgia por la mujer amada centra el drama de la composición que le diera fama al ilustre santiaguero, que, como otros autores, le cantó al amor, al desamor y a la belleza femenina. Muy característico de esa generación de juglares fue su intuición natural, pues, sin asistir a la academia, nos han transmitido una escuela de sabiduría musical.
Pepe Sánchez nació el 18 de marzo de 1856 en la indómita tierra del oriente cubano y allí falleció a los 62 años de edad, el 3 de enero de 1918.