Organizar la Banda Rítmica de una escuela hoy en Cuba se ha convertido en un reto a la creatividad y la innovación, debido a la falta de recursos que impone el bloqueo de Estados Unidos a esta Isla donde la familia y los educadores no renuncian a sus tradiciones musicales.
En la escuela primaria 5 de Septiembre, en La Lisa, apoyan el informe de Cuba ante la ONU, sobre la necesidad de poner fin al Bloqueo, con toques de tambores. Ante el costo elevado de estos instrumentos y los escollos que dificultan su adquisición, los padres de los estudiantes de este plantel tuvieron la genial idea de confeccionarlos con recipientes plásticos desechables de mayonesa, y vaya que suenan bien en las manos de los pequeños percusionistas.
Este es solo un ejemplo; en cada actividad la comunidad se une en el difícil empeño de garantizar los recursos necesarios a pesar de un embargo que afecta en 166 millones de dólares anuales la educación artística cubana.
Pero, ¿quién dijo miedo? En esta pequeña Isla lo que falta en recursos, sobra en ingenio y voluntad. Las escuelas, las familias, las instituciones y el Gobierno asumen como prioridad la enseñanza musical.
Sirve todo, materiales de desecho como papel y cartón, envases plásticos, poli espuma, pedazos de tela, aluminio, madera y vidrio se transforman en medios que se utilizan en las comparsas, las escenografías de los espectáculos y hasta instrumentos musicales.
Dice un refrán de mi pueblo que la necesidad hace parir hijos varones, contrario a los efectos que el imperialismo pretende con sus sanciones injustas y extraterritoriales, aquí renacen hombres y mujeres que se crecen y vencen las carencias. Y no estamos hablando de poca cosa; hoy el país solo puede adquirir el 40% de los materiales y medios de que disponíamos en los años 80.
Pero qué fracaso tan rotundo el de los imperialistas. Con cada nota que sale de los tambores de plástico recuperado los pequeños percusionistas liseños aprenden que la música nace en el corazón del hombre y no de los instrumentos; que con una lata y un palo se canta y se baila en una isla donde nunca podrán bloquear la voluntad de conservar el patrimonio musical y las tradiciones.