A los héroes no se le recuerda con llanto. Tampoco precisan de canciones para perdurar en la memoria colectiva. Sin embargo, resulta inevitable que el accionar de mujeres y hombres de gran estatura histórica estimulen la inspiración de cantores y poetas, que con sus estilos y concepciones estéticas, contribuyen al homenaje de los héroes y reafirmen su permanencia en el imaginario histórico-social de la comunidad.
Tal es el caso de Ernesto Guevara de la Serna. El impacto del comandante Guevara en la espiritualidad de muchas personas adquirió una magnitud inmensa. No extraña que una antología de las canciones dedicadas y/o inspiradas en su praxis y el ejemplo que de ella dimana, se contabiliza con cifras de tres guarismos.
La muerte del médico guerrillero acaecida en octubre de 1967 fue una conmoción en Cuba y otras partes del mundo, especialmente en la generación de jóvenes que le admiraban. Entre ellos se encontraba el trovador cubano Silvio Rodríguez Domínguez
El poeta del Ariguanabo reconoció: «Inicialmente no entendía muy bien el internacionalismo. Hasta los 20 años pensaba que era un gesto generoso, pero no estaba totalmente convencido de aquello de marchar a ayudar a otro país, cuando en nuestra propia tierra faltaba tanto por hacer».
En sus palabras de agradecimiento al recibir el doctorado Honoris Causa de la Universidad Nacional de Córdoba, Argentina (09.11.2011), Silvio explicó que comprender «La dimensión de ese hombre, su idea del internacionalismo, como acto supremo de solidaridad, como expresión máxima de la condición humana, movió mis convicciones».
El aciago suceso de la Quebrada del Yuro terminó por fraguar un arquetipo humano que serviría de brújula durante muchos años. «Tal es así que empezaron a salir composiciones donde trataba de explicar el significado de su altruismo», afirmó Silvio.
La primera de esas canciones fue “La era está pariendo un corazón”, un tema que en un inicio originó cierta polémica por el empleo del término parir y se convirtió en suceso nacional, interpretada por Omara Portuondo. Curiosamente, también fue la primera canción de la llamada Nueva Trova, que trascendió las fronteras de la ínsula, cuando el realizador Fernando Ezequiel Pino Solanas la incluyó en su documental La Hora de los hornos.
A esta obra le sucedieron “Fusil contra Fusil”; “América te hablo de Ernesto”; “Un hombre se levanta” (también llamada “Antesala de un tupamaro”); “La oveja negra”; “Hombre” y “Tonada del albedrío”.
La mayoría de las ideas de este hombre ejemplar fueron concebidas en un mundo que ha registrado cambios. Sin embargo, su búsqueda de una dignidad humana plena, continúa siendo un motor impulsor. Por eso, como subrayó Silvio los cubanos mantienen ese espíritu internacionalista en la salud, los deportes, la educación, la cultura y la amistad entre los pueblos.