Patria: música y razón 

Martí

“…Todo es hermoso y constante / Todo es música y razón…”, afirmó José Martí en uno de sus ciclópeos Versos Sencillos. No debe causar extrañeza, que, si en el entendimiento martiano, la música estaba “palpitando perpetuamente en el espacio”, acompañada de razón, ella estuviera presente, con fuerza restallante, en las páginas de Patria, voz del “patriotismo virtuoso y fundador”, como lo definió el Maestro. 

Nació este periódico el 14 de marzo de 1892 como medio de formación ideológica, para apoyar los preparativos de la nueva gesta por la independencia de Cuba que ya se fraguaba y auxiliar la libertad de la hermana isla de Puerto Rico. 

“La más bella forma de lo bello”, dicho en términos del mayor genio político del siglo XIX cubano, no era un mero desprendimiento estético del alma humana, era más que “combinar los sonidos con el tiempo”. 

Al propagandista y agitador que llevaba en sus manos los principales hilos en la preparación de la guerra necesaria, lo que más importaba de la música era la posibilidad de generar sentimientos y emociones, lo que justificaba sobradamente su presencia en el periódico que vio la luz por inspiración martiana. 

Recuérdese que nuestro “grande hombre”, y cito a Juan Marinello, valoró la música como “un hada invisible, en las ciudades invita a la alegría, al perdón, y al movimiento, en campaña pone las armas en manos de los combatientes”. 

No es ajena a esa certidumbre, la decisión de publicar en las páginas de Patria las partituras musicales de “La Bayamesa” de Perucho Figueredo (el himno que “en la hora más bella y solemne de nuestra patria, alzó el decoro dormido en el pecho de los hombres”) y “La Borinqueña”, aspiración identitaria del pueblo puertorriqueño. 

Ambas melodías cumplen aquí una función combativa. Refiriéndose específicamente a nuestro canto redentor, el Apóstol explicó que se publicaba para que lo cantaran todos los cubanos y “espoleara la sangre en las venas juveniles”. 

En general, los textos destinados a la música y los músicos que aparecieron en Patria, firmados por Martí o por alguno de sus colaboradores, respondían a una política editorial pensada por el autor de Nuestra América, como sugirió el doctor Salvador Arias. Por consiguiente, cada nota, reseña o comentario referido a las actuaciones de músicos cubanos, tenían un contenido espeso, pleno de una mensajería que funge como resorte en la elevación de ideas y sentimientos y que conducen a trascendentes consideraciones. 

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