A propósito de la edición 45 del Festival del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana, vale rememorar a uno de los pioneros del séptimo arte en la Cuba revolucionaria: Octavio Cortázar.
Precisamente su labor como realizador de documentales lo encumbra en lo más selecto de ese tipo de material fílmico. El célebre creador logró también una vasta obra de películas de ficción, pero las concebidas para promover temáticas de nuestra realidad hoy continúan siendo registros de relevantes informaciones audiovisuales.

Muchas de estas piezas tenían fines educativos, entre otras, «Por primera vez». En ella Octavio Cortázar expuso cómo a través del cine móvil los habitantes de una comunidad de la Sierra Maestra, en el Oriente cubano, tenían la posibilidad de acceder a la magia del celuloide, gracias al objetivo de la Revolución Cubana de llevar la cultura a todos los rincones del archipiélago.
Paralelamente a esa labor, el realizador dirigió espectáculos artísticos y musicales, además de dedicar parte de su tiempo a la docencia. Fundador de la Escuela Internacional de Cine y Televisión, de San Antonio de los Baños, así como profesor de la Facultad de Cine, Radio y Televisión, del Instituto Superior de Arte, también dirigió y condujo hasta su muerte el programa semanal de la Televisión Cubana “Pantalla documental”.
En la trayectoria de este icónico hombre de la cinematografía en Latinoamérica existió, asimismo, un fuerte vínculo con la música, pues consideraba necesario hacer un cine musical modesto, que plasmara para las generaciones futuras a los grandes del pentagrama criollo.
Uno de sus más recordados materiales al respecto fue “La última controversia”, en el cual enfrentó a dos fraternos amigos: Justo Vega y Adolfo Alfonso, en tanto cada plano puso de relieve el valor profesional y humano de dicha pareja artística, pilar del punto cubano.
Igualmente, Cortázar presidía el Centro de Desarrollo del Documental Hurón Azul, de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, UNEAC, y fue vicepresidente de esa organización.
Hoy, cuando la ausencia física de Octavio Cortázar nos priva de nuevas obras de tan destacado maestro de la filmografía en La Mayor de las Antillas, nos quedan sus enseñanzas en archivos audiovisuales, que constituyen verdaderos tesoros para la cultura universal.