En el corazón de La Habana Vieja, en una majestuosa mansión de principios del siglo XX se erige uno de los guardianes más importantes del patrimonio musical de Cuba: el Museo Nacional de la Música. Este emblemático recinto, que el pasado 9 de septiembre celebró su 54 aniversario, es mucho más que una simple galería de arte; es un templo consagrado a la memoria sonora de la nación.
Fue inaugurado en 1971 con la misión de dar a conocer la historia de la música y de los instrumentos musicales desde el siglo XVI hasta la actualidad. Para ello cuenta con diez salas de exposiciones, cinco de ellas permanentes, clasificadas en Instrumentos Mecánicos; Instrumentos Afrocubanos; Instrumentos Cubanos; Organología y Ambientación, que exhiben instrumentos musicales folklóricos, instrumentos raros, partituras de piezas, máquinas musicales, cajas de música, placas perforadas, fonógrafos y rollos de pianolas, entre otras.
Tiene, además, otras funciones, como es el rescate de bienes culturales de tipo musical, la grabación, edición y fotografía de éstos, la investigación sobre la música y los compositores cubanos, piezas valiosas como partituras originales de Gonzalo Roig, de Alejandro García Caturla, Amadeo Roldán y el piano de Bola de Nieve y mucho más.
Fuente: Ecured