A María Elena Pena muchos la recuerdan cuando era casi una adolescente allá por los años 60 del pasado siglo, cantando baladas con el grupo de Franco Laganá. Sus éxitos llegaron a todo el país y entre ellos “Una ballena en una pecera”, que mucho se divulgaba por entonces. Y es que María Elena Pena comenzó su carrera artística con el combo de ese músico argentino que se estableció en Cuba.
La entonces joven intérprete fue cantante solista de esta agrupación con la que se presentó en múltiples escenarios, así como en la radio y la televisión. Hacia 1970 se convirtió en una de las animadoras del popular programa televisivo Buenas tardes. Pero en ese espacio también estrenó diversos temas como intérprete, los cuales se hicieron muy famosos en toda Cuba.
María Elena Pena continuó su carrera como solista a partir de 1972, con presentaciones tanto en escenarios cubanos como internacionales. Desde entonces su trayectoria artística estuvo signada por la calidad vocal y el rigor interpretativo, que hicieron de ella una de las voces imprescindibles del bolero cubano.
El bolero, ese género romántico por excelencia, siempre estuvo en su repertorio, pues ella creció escuchando a sus mejores intérpretes. Sin embargo, más que escuchándolos, la cantante llegó al bolero siguiendo los consejos de los grandes del género. Entre ellos, de César Portillo de la Luz, quien en varias ocasiones le sugirió interpretarlo, dado su timbre y forma de cantar.
Fernando Álvarez, otro maestro del género, le decía lo mismo y a sugerencia de ambos María Elena Pena comenzó a incorporar el bolero a su repertorio.
Sus inicios en el bolero datan de 1986, cuando la UNEAC preparó el primer Festival Boleros de Oro. Amaury Pérez, el entonces director del evento, la incluyó entre las cantantes, y aquello fue como una especie de pacto, pues desde ese momento ella participó en todas las ediciones de esos festivales.
También y desde entonces el público la reconoció como una de las voces del género, lo que la comprometió mucho más y la obligaba a esforzarse cada día por brindar lo mejor de su arte.
El bolero, al decir de María Elena Pena, significaba la posibilidad de expresar sus sentimientos en canciones. En su lista de compositores preferidos no faltaron los nombres de grandes de la trova tradicional como Sindo Garay, Manuel Corona, Miguel Matamoros y María Teresa Vera, Eusebio Delfín, Eliseo Grenet y Gonzalo Roig, entre otros destacados autores musicales.
Luis Marquetti, Isolina Carrillo, César Portillo, Osvaldo Farrés, Julio Gutiérrez y José Antonio Méndez, fueron también compositores muy admirados por la Dama del bolero, quien además incursionó en la composición con cierta destreza, aunque prefirió asumir el reto de interpretar las obras de otros autores.
Con su amplio repertorio se presentó en festivales tanto en Cuba, Latinoamérica y Europa, a los que llevó su calidad vocal y ese rigor interpretativo que la caracterizó.
María Elena Pena, voz imprescindible del bolero cubano compartió escenarios con Lucho Gatica, Luis Miguel, Juan Gabriel, Braulio y hasta con el legendario trío Los Panchos.
Luego de varias décadas de trayectoria musical, María Elena Pena convirtió un viejo sueño en realidad. Grabó Entre bolero y café, el primero de sus discos y con el que consiguió una nominación a Cubadisco 2012 en Cancionística. Autores clásicos y recientes se reúnen en el fonograma de quince temas, considerado casi una antología musical por su hermosura y vitalidad.