Poesía, sensibilidad, humanismo, arte, habitaron en los hermanos Luis y Sergio Saíz Montes de Oca dos jóvenes, mejor dicho, dos adolescentes defensores de lo más justo y hermoso.
Hijos de una familia decente, martiana, fidelista, conocieron temprano el camino para disfrutar de lo bello y sano de la vida, al tiempo que estudiaban y trasmitían sus conocimientos a personas con menos posibilidades de llegar a la escuela.
La patria necesitaba de individuos responsables como ellos para borrar capítulos de infamia y los muchachitos del poblado de San Juan y Martínez, en la provincia de Pinar del Río, fueron ejemplo de valor, lealtad, entrega.
Sus obras literarias, tanto como sus trabajos políticos, hacen pensar que se trataba de hombres más adultos. Llevaban en ellos el decoro de tantos, como había expresado el Apóstol un siglo antes.
Con el arrojo propio de quienes se apasionan por dar luz de aurora al pueblo, apoyaron las ideas del héroe del Moncada y escogieron el día del cumpleaños 31 de Fidel Castro, para cumplir una misión, que sería el regalo de ambos al líder revolucionario cubano.
Luis y Sergio contaban apenas 18 y 17 años, respectivamente. Estaban frente al cine de su terruño en el occidente de La Mayor de las Antillas aquel glorioso 13 de agosto de 1957. Sin embargo, a los destructores del bien les molestaba la existencia ejemplar de los hijos de Ester y Luis, porque iluminaban los más oscuros rincones.
Allí, frente a todos los que esperaban para entrar a disfrutar de la pantalla grande, un asesino de la tiranía batistiana les disparó sin pudor hasta reducirlos a cuerpos sin vida en un río de sangre joven y pura, que los volvió inmortales.
El espectáculo de terror impactó a los presentes. La impotencia ante tamaña crueldad aumentó la urgencia de limpiar todos los oprobios contra los que Luis y Sergio habían luchado. Sus nombres, sus rostros guían hoy en Cuba socialista a cientos de jóvenes en una organización de vanguardia artística que honra el legado de aquellos que no temieron morir por defender sus principios éticos, patrióticos martianos y fidelistas.