La canción en el alma de la cultura

Concurso Adolfo Guzmán

Por: Guille Vilar

Aunque se diga una y otra vez que la cultura representa el alma de la nación, lo verdaderamente importante es poner en práctica la trascendencia de la certeza. Prueba de ello ha sido la recién concluida edición del Concurso Adolfo Guzmán, evento de la Televisión y la Radio cubanas, auspiciado por el Instituto Cubano de la Música, la Uneac y la Asociación Hermanos Saíz, instituciones que se aunaron en el mayor esfuerzo por entregarnos un espectáculo que cale hondo en la sensibilidad popular.

Sin la menor duda, en estos tiempos difíciles es cuando menos se puede descuidar el impacto de la cultura en el entramado de las fibras que conforman la nación. De nuevo, después de cinco años de ausencia, regresó a la pequeña pantalla un concurso que, inspirado en la canción cubana, desde sus múltiples afluentes, nos sumerge en la noble polémica de coincidir o no con las decisiones de un jurado verdaderamente prestigioso, en torno a las canciones premiadas, pero cuyo saldo siempre estará en función de alabar al género.

El Gran Premio le fue otorgado, en esta ocasión, a la canción ”Desamor”, de Eduardo Elier Rodríguez, defendida por Aly Ríos, obra que alcanzó los exigentes requisitos del jurado.

Aunque se sabe que puede haber otras preferencias, consideramos que las canciones distinguidas contuvieron el mérito suficiente para el voto otorgado. Más allá de gustos y criterios, el concurso es una propuesta televisiva, cuyo empaque resulta decisivo para el éxito del evento, y como tal fue concebido.

La dirección del certamen –ajustada para un trabajo de equipo, integrado por relevantes directores de nuestra televisión, como Orlando Cruzata, Hisandra Maury y Ana María Rabasa– consiguió alcanzar plena coherencia visual durante las tres jornadas.

La audacia de ese equipo confirma que la sobriedad del espectáculo se puede conseguir a partir de un mínimo de recursos, aunque manejados desde el rango profesional requerido para la utilización de la tecnología de punta en tales contextos.

Es en esta atmósfera de elegancia y buen gusto que la guionista Cary Rojas, directora de Comunicación de la Televisión, nos hace vibrar con referencias a vivencias culturales como ciudadanos de este país.

¿Quién pudo evitar emocionarse en el homenaje a los 65 años del Icaic, con el recuento de pasajes memorables de películas cubanas, impregnadas en nuestro adn, como El hombre de Maisinicú, con una vocalista como Anabel López, y su versión al tema que identifica el filme? Otro tanto sucede con las palabras del maestro Frank Fernández, en honor al monumento humano de la canción que representa Marta Valdés; o la auténtica apropiación de la pieza ”Bacalao con pan”, por la violinista Amy Abreu y su grupo Manana, desde su mirada actual a un clásico de Irakere, y que tiene ya cinco décadas.

Si tuviéramos que resumir en una palabra la definición del Concurso Adolfo Guzmán 2024, sería el agradecimiento por tenernos sentados frente a los televisores durante tres noches seguidas, conscientes de la necesidad de preservar la cultura cubana.

Fuente: Granma

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